El Romancero
El romance es un tipo de poema característico de la tradición literaria española, ibérica e hispanoamericana compuesto usando la combinación métrica homónima (octosílabos rimados en asonante en los versos pares). No debe confundirse con el subgénero narrativo de igual denominación.
El romance es un poema característico de la tradición oral, y se populariza en el siglo XV, en que se recogen por primera vez por escrito en colecciones denominadas romanceros. Los romances son generalmente poemas narrativos de una gran variedad temática, según el gusto popular del momento y de cada lugar. Se interpretan declamando, cantando o intercalando canto y declamación.
El más antiguo de los romances viejos que conservamos hoy, Gentil dona, gentil dona, se copió hacia 1421 en el cartapacio del estudiante mallorquín Jaume de Olesa y se conserva en la Biblioteca Nacional de Florencia, pero es incluso más antiguo un romancillo hexasílabo o de seis sílabas, perteneciente al género literario de la serranilla, la Serranilla de la Zarzuela, que es un poco anterior. De finales de esa década sería El arzobispo de Zaragoza (1429), ambientado en tiempos de Alfonso V, y algo posterior Alfonso V y la conquista de Nápoles (anterior a 1448), ambos encontrados en cartapacios notariales. El Cancionero de Estúñiga (h. 1460-63) recoge romances de Carvajales; por otro lado, el Cancionero de Herberay des Essarts (h.1462-65) y el Cancionero de Rennert (h. 1475-1500) ambos del British Museum, ofrecen breves muestras manuscritas de romances -tres atribuidos a Juan Rodríguez del Padrón, en este último-. Otros ejemplos se hallan en el Cancionero de Palacio. Desde el siglo XVI se imprimen, bien en pliegos sueltos, bien en libros. Un pionero es el Cancionero General de Hernando del Castillo, desde su primera edición de 1511. Le siguen obras peor conocidas, como el Libro de los cincuenta romances (h. 1525). Las grandes colecciones aparecen con las sucesivas ediciones del Cancionero de Romances (Amberes, desde 1547), la Silva de Romances (Zaragoza, 1550-51) o el Romancero General (Madrid, 1600), entre los más sobresalientes