Mi primera publicacion | Page 18

Prepararse para la vida incluye formarse en un conjunto de “aptitudes psicosociales e interpersonales que pueden ayudar a los niños y niñas a tomar decisiones informadas, a comunicar de manera eficaz y a desenvolverse en su entorno”.

Si bien, la búsqueda de esa experiencia debe ser una necesidad inherente de los alumnos, es también deber de los docentes crear los escenarios para que los estudiantes se reconozcan en lo aprendido y lo practiquen afuera de las aulas, implicando que la educación vaya dirigida a desarrollar “el saber, saber ser, saber hacer y saber convivir” (Muñoz Arellano, 2016, pág. 41), es decir, que esta vaya dirigida a la práctica de competencias ciudadanas y de desenvolvimiento diario. Ahora bien, ¿cómo hacerlo? Expertos en educación de la

Universidad Autónoma de Aguascalientes, hablan de crear “talleres didácticos como laboratorios para poner en práctica lo aprendido en la cotidianidad”.

Frente a esta necesidad, en algunos colegios de Bucaramanga se están desarrollando actualmente las “Aulas STEAM”, diseñadas para el aprendizaje de ciencia, tecnología, innovación y arte, que además tienen la ambición de fomentar la resolución de problemas, la capacidad de análisis y de trabajo en equipo. Este espacio, inventado en España, intenta fomentar la creatividad y el pensamiento flexible, los cuales les serán útiles al momento de crear y emprender.

Docente y estudiantes se enfrentan, sin darse cuenta en muchas ocasiones, a la encrucijada de cómo poner en práctica lo que se enseña y aprende dentro del aula de clases. Esta confluencia aumenta al encontrarnos en una sociedad con jóvenes más vulnerables a dificultades sociales, culturales, económicas, afectivas y de aprendizaje. Sabiendo esto, ¿cómo convertir la cátedra en práctica de la cotidianidad? Mediante las asignaturas de humanidades se intenta impartir un conocimiento con valor agregado porque se sale del molde establecido en cada programa académico. Así como lo dice José Eriberto Cifuentes (2014), “el fin de las humanidades es dignificar lo humano y el de la educación formar seres integrales, siendo las humanidades las encargadas de articular y darle sentido social al conocimiento” (pág.104). Sin embargo, algunos estudiantes consideran que estas no enriquecen su pénsum y que solo son un requisito más para graduarse. No obstante, alguna vez se ha preguntado si ¿puede convertirse en un profesional integral sin las competencias necesarias en escritura, lectura y oralidad? O, si ¿puede llegar a ser un ciudadano del mundo sin conocimientos en política, ciudadanía, respeto y sociedad? Si lo ha hecho, analice su respuesta; de lo contrario, es hora de empezar a indagarse y volver la teoría un ejercicio diario.

Según El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF (s.f), prepararse para la vida incluye formarse en un conjunto de “aptitudes psicosociales e interpersonales que pueden ayudar a los niños y niñas a tomar decisiones informadas, a comunicar de manera eficaz y a desenvolverse en su entorno”. Dotando, así, a los futuros profesionales y líderes en habilidades que le permitan sobrellevar los desafíos de la vida diaria y desenvolverse en el mundo.

EDUCACIÓN BASADA EN LA METODOLOGÍA ACTIVA

La participación activa del estudiante en su aprendizaje es primordial para el entendimiento del tema a revisar. Es por esto que el maestro tiene la labor de sacar a la luz los presaberes de los alumnos y trabajar con ellos. Es, también, enseñar para la vida, pero ¿cómo poner en práctica lo que se aprende en clase, si dentro del aula no hay una construcción social del conocimiento? Según Diana Obregón (2002),