Mi primera publicacion VOLUMEN 20-MIGRACION-VERSION DEFINITIVA-17-MAYO-20 | Page 45

El México de afuera en Estados Unidos 45 del medio este como Chicago. A partir de ese año se extendió esta población, sobre todo hacia el noroeste del país y a algunas ciudades del medio oeste. Durante la década de 1990 se difundió aún más. En 2000, cuatro estados concen­traban más de 400 mil inmigrantes mexicanos: California (con casi cuatro millones), Texas (casi dos millones), Illinois (más de 600 mil) y Arizo­ na (más de 400 mil). Los siguientes estados, en orden de tamaño de pobla­ ción na­cida en México desde 200 mil a 100 mil, fueron: Georgia, Florida, Colorado, Carolina del Norte, Nueva York, Nevada, Washington, Oregón y Nuevo México (cuadro 2). Otros nueve estados abarcaron entre 40 mil y 70 mil per­sonas cada uno. Con la dispersión de población de habla hispana creció ver­tiginosamente el número de radiodifusoras y medios de comuni­ cación en español a lo largo y ancho del país. Sólo un puñado de estados no conta­ban con radiodifusoras de habla hispana a partir de 1990. 21 He aquí el ori­gen de la inconformidad estadounidense sobre la inmigración mexicana: muchas localidades fuera de los estados fronterizos y Chicago empezaron a vivir con la experiencia con migrantes de clase trabajadora que no hablaban el inglés y que pocas veces presentaban semblanza de euroamericano. El si­ guiente decenio continuó el patrón de difusión geográfica. Además de llegar a localidades anteriormente exclusivas de sajones, los inmigrantes mexicanos se encontraron también con otras nacionalida- des latinas y otros inmigrantes del resto del mundo. Que la población de origen latino superó en tamaño a la de origen africano ya se mencionó. El crecimiento de la población de origen mexicano aseguró también que me­ nos de una tercera parte del total de la población latina estaría compuesta por centromericanos, puertorriqueños y cubanos. Así, la población de ori­ gen mexicano no sólo constituyó los primeros “latinos” en el siglo XIX, sino también los últimos recién llegados en el presente siglo. A principios de los 2000 empezó a disminuir la migración neta mexicana y a partir de la recesión de 2008 casi cesó del todo. Las condiciones econó­ micas que atraen migrantes se han mejorado lentamente desde entonces, pero la migración mexicana no ha recuperado su viejo ritmo. Es factible que, como otras olas migratorias de países extranjeros, la de México a Estados Unidos ha llegado a su punto máximo y no volverá a alcanzar tales volúme­ nes por muchos años. De cualquier manera, la migración posterior a 1970 ha dejado huella permanente en la demografía y en la vida social y política estadounidense. El ser “latino” en Estados Unidos no sólo ha llegado a representar una eti­ queta de origen cultural. Significa también ser heredero de una serie de con- flictos históricos entre Estados Unidos y América Latina. En los casos de 21 Haverluk, p. 143.