Año 2019, Semana 48
REVISTA DIGITAL
Democracia Participativa
La participación tiene antecedentes importantes en la sociedad venezolana distribuidos en distintos actores
políticos y sociales. No obstante, la llegada de Chávez a la presidencia en el año 1998 daría un giro que
borraría del sentir colectivo. El nuevo modelo de democracia “participativa y protagónica” tras diversos
ensayos, se levanta a partir de los Consejos Comunales como pilar fundamental de la participación
protagónica del pueblo en la toma de decisiones y en la gestión pública. El modelo participativo de la
democracia, encarna cada vez más una alternativa al modelo ya conocido de democracia representativa,
a la que muy probablemente pretende sustituir. Sin embargo, las pocas certezas que existen en torno a
ella, y la casi ausencia de referencias, generan incertidumbre y escepticismo en la población. A pesar de la
intensiva promoción en tiempos recientes de la democracia participativa en Venezuela, ésta está teniendo
niveles de apoyo inferiores al promedio de la región, e incluso este apoyo está presentando una tendencia
a la disminución.
La Comunicación y la Equidad
No cabe duda de que la información es un bien que repercute en el bienestar de las personas. La
relación no es sencilla, sin embargo las primitivas formulaciones del desarrollo, populares hace
algunos lustros, fundamentaban la necesidad e la investigación científica porque más conocimientos
significaban más riqueza y más riqueza implicaba una mayor felicidad. El lema positivista de “ver
para preveer, preveer para proveer” equipara la cantidad de información con una mayor
capacidad para superar problemas, que a su vez redunda en mayor satisfacción humana. Muchas de
las presunciones en que se basa este punto de vista son discutibles en un sentido lógico y ético.
La secuencia información- riqueza-bienestar está lejos de ser convincente, entre otras razones porque
la información es solo uno de los constituyentes del conocimiento, el cual se caracteriza más por la
estructura y el ordenamiento de la información que por su cantidad. El conocimiento es información
organizada en torno a intereses y valores sociales. No puede afirmarse que las sociedades más
desarrolladas sean aquellas donde predomina el conocimiento. Aun en las más complejas y
evolucionadas, o en las mejor “alfabetizadas”, hay ignorancia, prejuicio, superstición e
ideas primitivas. El conocimiento no está uniformemente distribuido en la población, de modo que la
capacidad para utilizarlo y ampliarlo no es homogénea
ni uniforme.
Tampoco puede sostenerse que los valores que fundamentan el trato humano sean reconocidos y
aceptados por todos los miembros de esas sociedades.
La premisa de que la información se vincula con el bienestar debe, por ende, ser examinada desde
un punto de vista antropológico amplio y puesta en relación con la acción social orientada hacia
obtener algún valor. Ninguna “educación” a ciegas, sin metas sociales, produce de forma automática
la deseada satisfacción o el esperado bienestar que los panegiristas del desarrollo ingenuamente
han destacado. La equidad en materia de información pasa por reconocer que el conocimiento, que
es información articulada, exige procesos de comunicación, en los cuales la praxis de las profesiones
y las organizaciones profesionales debe tener activa participación.
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