Mi primera publicacion REVISTA UNAD FILOSOFIA CONTEMPORANEA | Page 12

presenta al superhombre como el fruto de las tres transformaciones de espíritu. Cómo el espíritu se convierte en camello, cómo el camello se convierte en león y como el león se convierte en niño. El camello simboliza a los que se contentan con obedecer ciegamente, sólo tienen que arrodillarse y recibir la carga, soportar las obligaciones sociales, obedecer sin más a los valores que se presentan como creencias. El camello que quiere ser más se transforma en león, el león no tolera que nadie le toque ni se inclina ante nadie para ser cargado. Simboliza por tanto al ser humano liberado de las cargas morales y sociales. Representa el gran negador, el nihilista que rechaza todos los valores tradicionales. Su poder se consuma y agota en el esfuerzo por la rebelión: en sí mismo aún hay mucha resistencia y rigidez, no hay verdadera soltura del querer creador, no ha llegado a sí mismo, a su propia riqueza de vida.

Pero también el león tiene necesidad de transformarse en niño, superar su autosuficiencia para poder vivir libre de prejuicios y crear una nueva tabla de valores. El niño es inocente y es juego, pero también es creador. Sólo el niño consigue la espontaneidad de lo vivo. Está libre de prejuicios y puede crear nuevos valores. El Juego de crear, y decir sí a la vida, a lo que le rodea y a lo que está por llegar. Con la imagen del niño, Nietzsche está describiendo la moral del Superhombre, que se convierte en un arte de la vida. Un arte capaz de transformar la vida para ser algo digno de ser vivido y amado.2

Para el hombre por naturaleza poseer moral significa mucho, sin importar su transformación lo que necesita es poseer nuevos valores que lo identifique asimilando su cambio y que estos sean útiles para así poder desenvolverse en la sociedad, pero más allá de su personalidad los valores manifiestan la interioridad de ese hombre que quiere ser como un Superhombre como Nietzsche

lo describe en sus capítulos de la transformación del espíritu y la cátedra de la virtud. Diez veces tienes que superarte a ti mismo durante el día: esto produce una fatiga buena y es adormidera del alma. Diez veces tienes que volver a reconciliarte a ti contigo mismo; pues la superación es amargura, y mal duerme el que no se ha reconciliado.

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