Mi primera publicacion REVISTA SENTIDOS | Page 16

Treinta y seis años ya han pasado desde que un grupo de mujeres ayacuchanas unieron fuerzas, tras perder a sus familiares en los primeros años de Conflicto Armado Interno (CAI), para crear la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (ANFASEP), y, de esta manera, buscar a sus hijos, padres y esposos desaparecidos. El 2 de septiembre de 1983 empezó la búsqueda, y ésta sigue en pie hasta hoy; las madres van perdiendo fuerza cada día, pero la esperanza en sus corazones sigue enardeciente, como una eterna flama, calentando sus almas en su inalcanzable camino hacia la paz. Paz de justicia, que no se asoma. Más del 70% de las víctimas del CAI fueron varones de 20 a 50 años, comerciantes, jefes de familia, el sostén de madres y niños. Las mujeres, en su mayoría, quechua hablantes y campesinas, fueron excluidas y dejadas a la deriva junto a sus hijos pequeños. Ellas tomaron la iniciativa de buscar a sus familiares en la plaza mayor, en la puerta de la fiscalía, comisaría, iglesia, bases militares, etc, así se formó un pequeño grupo de mujeres, así nació ANFASEP un 2 de septiembre de 1983, en un camino, en un túnel sin una luz al final. Angélica Mendoza Almeida de Ascarza (1929-2017), mejor conocida como ‘mamá Angélica’, fue una de las fundadoras de ANFASEP, junto a otras madres con un mismo objetivo que el de ella. Perdió a su hijo una noche del 2 de julio de 1983, se lo llevaron las Fuerzas Armadas al cuartel Los Cabitos, en Ayacucho y nunca regresó, nunca apareció. Esa noche la amenazaron de muerte a ella, a su hija y esposo, los apuntaron con armas y ubicaron contra la pared, mientras los militares sacaban a su hijo Arquímedes de su habitación. La angustia que afligió su alma fue tan grande como las ansías de justicia encomendadas por el dolor de perder a su ser querido por la violencia que cubrió al Perú y, principalmente, Ayacucho, en un manto oscuro de terror e insensibilidad en la Museo de la memoria ANFASEP 16.