Mi primera publicacion Revista Dig | Page 13

migo que son rompen los es- tándares de la amistad. No es- tamos juntos por lo que no me puedes reclamar; pero tampo- co puedes estar con nadie que no sea yo. Necesito que seas leal pero yo haré lo que yo quiera y cuando tú te enojes conmigo, te recordaré que no estamos juntos. Si tú empiezas a tener sentimientos hacia mí, me volveré distante. Tú sabías esto. Te lo dije. Te dije que no estaba listo para una relación.” En otras palabras, entre los problemas de comunicación, los mitos del amor romántico, una educación emocional po- bre y la facilidad de la tecno- logía para evadir un conflicto o simplemente desaparecer, las citas se han vuelto una realidad casi esquizofrenan- te. Es decir, casi para volver a una persona loca, obligán- dola a cuestionarse su valor ante los otros –sin importar incluso sus logros personales, profesionales o familiares– y a veces hasta comprándose la idea de que hay algo “malo” en ella. Cuando en realidad, al ser tanto actitudes como con- ductas de la otra persona: no tiene por qué estar vinculado con nuestra manera de ser ni nuestro autoconcepto. Frente a este tipo de citas, es importante mantener en la mente que el conflicto se halla en la incapacidad de comuni- carse y comprometerse con la intimidad emocional que im- plica una pareja –y si pese a los esfuerzos de una, la terminan culpando de todas maneras, es muy probable que ese vín- culo no termine bien–. Poco a poco, conforme se va apren- diendo a establecer límites tanto con este tipo de malos tratos como con las personas que lo fomentan, se podrán establecer vínculos saludables que impliquen un amor bo- nito y seguro –de esos que no duelen y ayudan a expandir- se–. Es importante seguir en- focándose en una misma, apa- pacharse y concluir todos los objetivos personales, lo demás irá llegando en el momento más adecuado para una: des- pués de todo, de eso se trata el compartir estas experiencias con un compañero de vida.