Pero ¿ qué era ? ¿ Qué edad tenía ? ¿ Cómo había llegado al interior de la cueva ? Ymás importante aún: ¿cómo podría sacarlo de allí? Tucker y Hunter carecían de los conocimientos necesarios para realizar la excavación, y ningún científico de los que conocía Berger (empezando por él mismo) era lo bastante delgado para deslizarse por aquel pozo.
Entonces pidió ayuda a través de Facebook: Se necesitan tipos flacos, con formación cientifica y experiencia espeleológica, dispuestos a trabajar en ambientes claustrofóbicos. Al cabo de una semana y media tenia 60 aspirantes. Los seis mejor calificados resultaron ser mujeres jóvenes.
Berger las llamó sus «astronautas subterráneas Con financiación de National Geographic (Berger también es Explorador Residente de la Sociedad), reunió a unos 60 científicos e instaló un centro de mando en la superficie. Unos espeleólogos locales ayudaron a tender tres kilómetros de cables eléctricos y de comunicaciones hasta la cámara de los fósiles.
A partir de entonces, Berger y su equipo pudieron ver desde el centro de mando todo lo que ocurría allí dentro. Marina Elliott, estudiante de posgrado, fue la primera cientifica que bajó por el pozo.
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