adaptación cinematográfica.
El resultado final, El gato caliente (1971), fue el primer dibujo animado
perseguido por los comités de censura por su contenido erótico. Pese a
la controversia, el filme fue un verdadero éxito: con un coste aproximado
de un millón de dólares, llegó a obtener cuarenta millones de dólares en
beneficios.
Alentados por la buena fortuna de este primer largometraje, Bakshi y los
animadores de los Krantz Studios llevaron a término otra película, Heavy
Traffic (1973). Ese mismo año se fundó la empresa Bakshi Productions,
cuyo primer lanzamiento fue Coonskin (1974) (reestrenada tiempo
después con otro título, Street Fight). Para la realización de dicho filme,
Bakshi contrató a alguno de los mejores animadores de la época, entre
ellos Bob Carlson, Virgil Ross, Manny Pérez y Johnny Vita.
Lamentablemente, Coonskin se diseñó como el primer dibujo animado
que polemizaba sobre los enfrentamientos raciales, y ese fue el motivo
de su fracaso. Diversos incidentes provocados por el Congress for Racial
Equality condujeron finalmente a la prohibición de la película en diversos
lugares de Estados Unidos.
Acusado de racista y de pornógrafo, Ralph Bakshi se enfrentó a uno de
los periodos más complejos de su carrera profesional. Intentando
aproximarse de nuevo al público de la contracultura, rodó Los hechiceros
de la guerra (1977), una película donde, intercalando secuencias reales y
animadas, quedaba expuesto el ideario pacifista que defendían los
movimientos contrarios a la guerra de Vietnam. La historia, ambientada
en un mundo de elfos y magos, ofrecía interesantes novedades
tecnológicas que sirvieron de preludio al filme más ambicioso de Bakshi,
El Señor de los Anillos (1978).
Mientras que Los hechiceros de la guerra sólo costó dos millones de
dólares, el largometraje El Señor de los Anillos, producido por Saul
Zaentz, alcanzó un presupuesto de ocho millones de dólares. A la hora
de adaptar parte de la trilogía “El Señor de los Anillos”, de J.R.R. Tolkien,
Bakshi contó con el escritor Peter S. Beagle. Desde el punto de vista
técnico, esta película destacó por el uso continuado del rotoscopio, un
mecanismo que permitía reproducir mediante la animación tomas
rodadas previamente por actores reales. Finalmente, aunque la película
contenía secuencias muy dinámicas y realistas, su guión confuso, que no
podía abarcar la complejidad de la obra original, decepcionó a sus
espectadores. No obstante, los beneficios obtenidos en taquilla
resultaron substanciosos.
El enorme esfuerzo que condujo a El Señor de los Anillos llevó a Bakshi a
tomarse un periodo de descanso. De ahí que se concentrase en sus
labores de pintor al óleo. Una de sus exposiciones más celebradas tuvo
lugar en la galería de Ulrica Cantor, en Los Ángeles. Posteriormente,
volvió al medio cinematográfico. Tras la buena acogida de American Pop
(1981), Ralph Bakshi llegó a un acuerdo con el ilustrador Frank Frazetta,
muy conocido por sus pinturas dedicadas al género de la fantasía
heroica. Juntos desarrollaron el largometraje de animación Tygra, hielo y
fuego (1983), que agradó notablemente a los aficionados a dicho género.
Tygra, hielo y fuego fue la última gran producción de Bakshi, quien se
concentró a partir de entonces en trabajos menos ambiciosos. En 1984
rodó el vídeo musical “Harlem Shuffle”, para los Rollingt Stones, y en
1987 volvió a la televisión, como director de la serie Las nuevas
aventuras de Super Ratón. En esta oportunidad, su principal colaborador
fue John Kricfalusi, renovador de la animación contemporánea y bien
conocido por sus provocativos trabajos para la compañía MTV (Music
Television).
Reuniendo buena parte de sus últimos óleos, Bakshi inauguró una nueva
exposición en 1987, esta vez en la galería neoyorquina de Philip Dash.
Por las mismas fechas, filmó un cortometraje con actores reales, This
Aint Bee Bop, protagonizado por Harvey Keitel y dedicado a la obra de la
generación Beat.
El rodaje de The Butter Battle Book Special (1989) permitió a Bakshi
colaborar con Ted Geisel (Dr. Seuss), creador de un personaje infantil
muy conocido en el mundo anglosajón: el Grinch. Lamentablemente, esta
obra no alcanzó relevancia crítica o comercial, y tampoco lo hizo Una
rubia entre dos mundos (1992), donde se alternaban los personajes de
animación con actores reales como Kim Basinger, Gabriel Byrne y Brad
Pitt. Decepcionado por este fracaso, Bakshi se alejó paulatinamente de
Hollywood, concentrándose en sus tareas de pintor.