como las chicas desnudas de Fred Moore que se hicieron populares en el
estudio. Fred Moore se especializó, hasta su muerte, en accidente de
coche en 1953, en la animación de jovencitas adolescentes en las
películas Disney, incluyendo las sirenas de Peter Pan, y en los años
sesenta trabajaba para Disney como fondista Bill Layne, uno de los más
conocidos artistas de pin-ups. En el mercado aún pueden encontrarse
materiales "eróticos" de artistas de Disney.
Si Disney no introdujo apenas desnudos en sus películas no fue por
puritanismo sino simplemente porque la Oficina Hays se lo impidió,
obligándole a cubrir los pechos desnudos de las centauras de Fantasía y
las sirenas de Peter Pan. Los puritanos, por su parte, acusaban a Disney
de perverso.
Volvamos a la nada inocente crítica de Dorothy Thompson sobre
Fantasía en la que, además de lo ya dicho, acusaba a Disney de mostrar a
las peces danzantes del Cascanueces con unos maquillajes y caída de
párpados "que invitan a la prostitución". "A fish is a fish until it gets a
girl's face; then the painted and mascaraed eyelid droops with an
invitation to be prostituted." Y, según ella, las hembras de las especies en
Disney son obscenas. Esta crítica tan delirante resultaría muy divertida si
no estuviese diseñada para hacer tanto daño, y sobre todo si no hubiera
conseguido su propósito. Así que tenemos a un Disney atacado por los
liberales y por los conservadores. Sin duda no tuvo tiempo para aburrirse.
Hemos entrado de pleno en un terreno pantanoso y conflictivo: la
ideología de Disney. Y aquí reside uno de los puntos clave para entender
el rechazo a su obra por parte de muchos críticos e historiadores.
LOS CREACIONISTAS Y FANTASÍA
Valorizar hoy a Disney en los círculos intelectuales o artísticos no es
tarea sencilla, a pesar de la indiscutible calidad y belleza de sus películas.
No basta con decir que era un genio y que sus películas son las mejores
de la historia de la animación. Creo que mucha gente está de acuerdo en
esto. Walt Disney ha sido el más admirado pero también el más envidiado
y atacado de los animadores. Hay gente que parece haber consagrado
parte de su vida a tratar de destruir su imagen. Han tratado incluso de
asociarle al nazismo a pesar de su excelente trabajo de propaganda
contra Hitler. Su respuesta antisindical y sus intervenciones en la "caza de
brujas" han servido de base para mostrarle como un cineasta
ultraconservador y reaccionario. Una de las piezas clave que han
alimentado el pensamiento anti-Disney ha sido el ya citado libro de Marc
Eliot de 1993, rápidamente traducido al francés y editado por Albin
Michel. Eliot ha echado mano de cualquier acusación que pudiera
imaginar contra Disney: nazi, antisemita, agente del FBI, delator,
fundamentalista, puritano, mujeriego, alcohólico... hasta trata de ayudar
a demostrar que Disney habría nacido en España, en Mojácar, un burdo
bulo inventado en 1940 por el Departamento Nacional de Cinematografía
de la España franquista. Una enorme cadena de disparates.
En Francia han proliferado las publicaciones que de un modo u otro han
tratado de relegar a un segundo plano la obra de Disney en la historia de
la animación oponiéndole la de otros cineastas como Tex Avery (que en
el fondo es un seguidor del estilo Disney) o tratando de minimizarlo,
como en el libro Le dessin animé après Walt Disney, de Robert Benayoun,
editado por Jean-Jacques Pauvert en 1961. Se le ha acusado de racista por
películas como Canción del Sur o por mostrar negros caníbales (lo que
era habitual en las películas y tiras cómicas de muchos dibujantes de la
época) o centauras negras sirviendo a las centauras blancas en Fantasía,
y esas críticas han obligado a los nuevos propietarios de las películas a
cortar esas escenas o a no exhibir determinados títulos. Ahora se
eliminan los cigarrillos de las imágenes de Disney para no ser acusados
de publicitar el uso del tabaco entre los niños. ¿Llegarán en un futuro a
cortar la escena de Pinocho en la que fuma puros con su amigo Polilla?
Aparte de las lecturas políticas y las interpretaciones sobre el sentido
oculto de la obra de Disney, las críticas se suelen centrar en acusarle de
haber convertido la industria del cine de animación en una fábrica de
historias ñoñas e infantiles con estética de tarjeta postal. Es cierto que en