Mi primera publicacion Catálogo de Pensar coas mans | Page 40

LA JOYERÍA La joyería, especialmente el trabajo del oro desarrollado en el período cas- treño, está ligada al adorno personal, pero de manera paralela abarca una serie de símbolos y códigos de comunicación10 que aluden a un prestigio social e incluso se vinculan a rituales funerarios, en gran medida descono- cidos, que contribuyen a la conformación de mitos y leyendas arraigadas en el imaginario colectivo de los gallegos. La joyería castreña, basada en el oro existente en los yacimientos auríferos gallegos y, ya en la Edad del Hierro final, en la mezcla con la plata, desarrolló una orfebrería con características propias abocada a su extinción con la venida de Roma11. Será la edad contemporánea, especialmente desde el Rexurdimento, la que indague en estas y otras formas de la joyería anti- gua como contribución a la serie de elementos propios que conforman el concepto de una identidad gallega que nos conectará con los «pobladores celtas». Esta búsqueda del referente identitario de la Xeración Nós encontró una proliferación de tipologías que acabarán por influir notablemente en la joyería contemporánea y, por extensión, en la cultura gallega actual. La joyería castreña proporciona los restos de una civilización pasada y nos acerca a unos modos de vida que describen a unos pobla- dores en los que la colectividad es un factor cohesionador, contexto en el que se desarrollan las costumbres y prácticas tanto cotidianas como trascendentes: la pertenencia a la gens es determinante. Esta vida colectiva, no obstante, está fuertemente jerarquizada, militarizada y masculinizada, según nos describe la arqueología tradicional. Los estudios de arqueólogas gallegas como Raquel Casal García12 apuntan a que las mujeres también se adornaban con estas joyas. Los estudios arqueológicos interpretan el oro como parte de las armas masculinas en los yacimientos funerarios, pero al no existir exámenes osteológicos es difícil distinguir si son tumbas Verónica van desde el año 1700 hasta los años finales del siglo xx, con continuismo en el momento presente. Lo que se dio en denominar alfarería antigua/ tradicional, sigue vigente en los artesanos que trabajan con las premisas de la cerámica continuista. Desde Portomourisco, Gundivós, Bonxe, Samos hasta Niñodaguía o Buño, viajamos a través de barros y tonalidades propias de cada zona, de motivos decorativos, de tipologías que son comunes pero adaptadas a las características y necesidades utilitarias de cada comarca. Almacenar agua, cereal, grasa o miel, el mundo del vino, cocinar, transpor- tar… son usos similares que encontramos en el pasado castreño, pero los avances tecnológicos, los excedentes agrícolas, y los intercambios comer- ciales favorecen una difusión formal y comarcal de la cerámica en período histórico más próximo. Las lagunas en cuanto a las edades de la cerámica gallega están latentes en este proyecto, pero nuevos estudios y herramientas tecnológicas están abriendo caminos para ampliar la reconstrucción de esa historia del barro en Galicia.