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a escuela, ese lugar que para algunos es el mismísimo inferno en la Tierra, en el cual las pobres almas son enviadas a la fuerza por mandato divino (sus padres) o voluntad propia y que disfrutan todo el ambiente lleno de estrés, tecolotes y maestros enojones que apenas uno les habla y se ponen muy locos (No todos, por supuesto).
Pero, si hay algo en el que todos estamos de acuerdo, es el odio al proyecto integrador. Ese monstro que cobra muchas almas y que profesores y maestros permanezcan como perros y gatos, o que algunas veces los deja a ambos confundidos ya que lo que aparece en la planeación no tiene mucho sentido.
Ahora, lo normal es que en el proyecto se tenga un equipo de seis o cinco integrantes, pero a veces, por azares del destino y de ese compañero que ahora es considerado como un Judas, al dejarte e irse a otro equipo.
Te quedas solo, con cuatro integrantes, y es ahí cuando quieres que te trague el suelo y mandar al demonio al semestre, pensando que todo se fue al diablo. Pero no temas, joven universitario, estamos aquí para ayudarte.