Lactancia
Después de lactar no hay necesidad de lavar el seno con agua. Por areola y pezón debe untarse un poco de su misma leche porque esto ayudará a proteger de grietas y heridas, las cuales pueden producir sangrados que afectan el proceso de lactancia por el dolor que generan. En determinados casos, el bebé succiona y deglute sangre del pezón, lo que estimula su vómito y se puede confundir con sangrado digestivo. Ese vómito también lo protege pues evita que tome una areola o un pezón contaminados o sucios, que le pueden originar problemas de salud.
Previo a amamantar, si la madre siente su pecho muy congestionado, puede aplicar compresas tibias y realizar un masaje circular con las yemas de los dedos desde la base del seno en dirección al pezón, lo cual estimulará la salida de la leche.
Frecuencia y duración
Al bebé se le debe ofrecer el seno en lo posible en la primera hora después del nacimiento. Después de que duerma unas horas junto a la madre para estimular el contacto de piel, tan pronto como se observe que hace movimientos de la boca buscando el pezón, hay que ponerlo al pecho. No puede ser cuando llora porque el llanto es un signo tardío de hambre.
El principal estímulo para la producción de leche es la succión: así, cuantas más veces se da seno, más leche se produce. La cantidad se ajusta a lo que el niño toma y a las veces que vacía el pecho al día, la calidad también varía con las necesidades a lo largo del tiempo.
Al comienzo los bebés no aguantan más de hora y media sin comer; algunos lo hacen cada dos o tres horas. Es señal de una buena alimentación que el bebé moje cerca de seis pañales al día y duerma en promedio dos horas después de comer.
Sacar los gases
Se hace durante cinco minutos a cada cambio de seno o si el niño está inquieto o le falta el aire mientras amamanta. Se coloca al bebé en posición vertical sobre el hombro, se le sostienen la cabeza y el cuello con una mano y con la otra se frota suavemente su espalda.
También puede sentarlo en las piernas, sostenerle la cabeza y el pecho y hacerle movimientos circulares suaves en la espalda hasta que logre expulsar los gases.
No se recomienda reposarlo boca abajo sobre el regazo y darle masajes en la espalda, ya que ello contribuye a favorecer el vómito y puede ser causa de reflujo gastroesofágico.
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