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Porque, cuando dijo que sacaría a sus soldados de Afganistán, millones de votantes
le creyeron y le llevaron a la presidencia del país en dos oportunidades seguidas; sin
embargo, esa mentira tan grande como los jardines de la Casa Blanca, fue puesta de
manifiesto hace pocos días cuando aviones suyos en dicha nación del Oriente Próximo,
bombardearon de manera criminal e inmisericorde, a un hospital que estaba a cargo de la
organización Médicos sin Fronteras. El General estadounidense, John Campbell, puso en
evidencia la falacia de Barack Obama, al decir que se equivocó al aniquilar totalmente a
dicho hospital.
En otras palabras, los hombres y las estrategias de Obama en Siria, Irak y
Afganistán no solamente son criminales como en el caso del centro médico en la ciudad de
Kunduz, Afganistán, donde asesinó a 22 personas inocentes, sino que son totalmente
negligentes, ineficaces y con la presencia de malos soldados quienes no han podido siquiera
diezmar al Daesh o al autollamado Estado Islámico, milicia terrorista que, en lugar de
decrecer, va aumentando su número a pesar de lo que ha dicho el Pentágono y el Ejecutivo
de que se le está combatiendo desde el aire con bombarderos. Barack Obama perdió la
guerra en Afganistán, la perdió contra el Daesh y lo mismo le sucede en Irak, donde el
presidente iraquí ha pedido al Kremlin que les ayude contra el Daesh tal y como lo hace en
Siria en estos momentos. Es decir, los rusos están haciendo eficazmente lo que los
estadounidenses y su famosa coalición de 60 ejércitos, no han podido hacer ni en mínimo
aspecto, cual es derrotar a los ex soldados de Saddam Hussein.
Ahora que ha quedado develada la mentira de Obama en cuanto a haber ordenado el
abandono de Afganistán de las tropas de su país, ha salido a la palestra para decir que está
estudiando dejar a 5 mil soldados y dos bases en esa nación con fuerzas especiales
antiterroristas. Ni una cosa ni otra. Ni se sabrá nunca la verdad acerca del número de
militares en suelo afgano, ni serán tropas especializadas en el combate contra el Daesh,
porque a Barack Obama no se le puede creer absolutamente nada, en primer término; y en
segunda instancia, porque los norteamericanos son totalmente incapaces en este tipo de
misiones. Parece que la vida cómoda que han llevado en sus grandes ciudades con
rascacielos de cristal y aluminio, los ha anquilosado y acobardado ante la realidad del
mundo en desarrollo. Sin ambages de mi parte: Barack Obama tiene que irse. Y tiene que
irse ya de la presidencia de los Estados Unidos, antes de que el daño que le está haciendo a
las Instituciones y al pueblo, se haga más grande e irrevertible posteriormente cuando
llegue a Washington otro mandatario. Obama ya no trabaja, se pasa de risa en risa, de selfie
en selfie, de palmetazos en las espaldas de sus asesores en palmetazos. Ya ni piensa. Lo
único que le queda es su voz gutural, de negro, y su retórica con la cual intenta engañar
nuevamente a los estadounidenses. Ya no le quiero, no le admiro y deseo que el próximo
presidente de esta nación sea capaz de reconstruir el orgullo, la imagen y el respeto que se
le ha ido por el drenaje a Obama o que él mismo ha tirado a la ciénaga.
Nada de lo que ha hecho en Oriente Próximo ha servido, nada ha sido para bien; por
el contrario… ha causado que la problemática global se ensanche; sino tomemos el ejemplo
del asesinato a Muammar el-Gaddafy, en Libia. Los aviones de los Estados Unidos y de la
OTAN ayudaron a bajar con pasmosa facilidad al dictador libio, lo entregaron a las hordas
de asesinos y estos le mataron sin contemplaciones. Con el final de Gaddfy el desorden, el
caos, se apoderaron de Libia y ahora es la base más cercana del Daesh hacia Europa, para
perpetrar sus atentados terroristas adonde sus instintos satánicos les dicten.