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¡Pues bien! Urdangarín creyó que nunca sería detectado por la policía en sus estafas, al
cobrar sumas millonarias al Estado español, por asesorías y seminarios que no alcanzaban
con su baja calidad, a las cifras de miles de Euros que cobraban. Esto despertó las
sospechas de la prensa y de las autoridades. Hoy, en las Baleares, Urdangarín, su esposa
Cristina, y el séquito de seudo-trabajadores de la empresa Noos, enfrentan las acusaciones
con muchísimas probabilidades de que vayan a prisión, según la claridad con la que se
presentan los delitos. Este es un claro ejemplo de que el mal siempre es descubierto, porque
son hechos que parten de la inteligencia de los malvados; pero, en contrapeso, la
inteligencia de los buenos es mayor, más lúcida y con mayor libertad para actuar. Porque el
bien y la honestidad fomenta la libertad de los individuos
Desgraciadamente, otro de los enemigos del bien es la impunidad, que en América
Latina es “pan de cada día” (pan duro y con mal sabor, dicho sea de paso). Ha habido y hay
dictadores que tienen que ser llevados al estrado acusatorio por sus desmanes; pero
desdichadamente la justicia actúa más ciega que nunca… ciega, sorda e irresponsable.
Todos quienes formaron parte de la junta de gobierno de la dictadura de Nicaragua, a partir
de 1979; Arnoldo Alemán, también nicaragüense; Manuel Zelaya, de Honduras; Oscar
Arias, su hermano Rodrigo y varios ex ministros de Costa Rica; son quienes han escapado
de la justicia ejemplarizante y tan necesaria en este continente siempre permeado por el
mal, y se han evadido debido a subterfugios acordados con los jueces y fiscales corruptos.
A pesar de ello, anida la esperanza en nuestros anhelos de que en alguna fecha posterior, el
bien vuelva a vencer sin contratiempos y esos sujetos purguen por los daños que han hecho.
Porque, ciertamente, es ley universal que el mal sea derrotado ahí donde se presente y
quiera extenderse. Un axioma infalible desde la noche de los tiempos.