Mi libro mi vida en la prensa escrita | Page 47

Página 47 de 102 Los Negros de los Estados Unidos están Hartos Sin temor a equivocarnos, cada 5 meses –o quizás menos-, la policía estadounidense, conformada por hombres blancos en su inmensa mayoría, asesina a mansalva a ciudadanos negros también norteamericanos. La primera vez, se tiende a creer que fue un error, incluso la segunda ocasión también; pero notamos que las escenas se repiten una vez más y las víctimas no cambian desde el punto de vista racial, pues siempre son negros los ultimados. Esa clase de policías, a todas luces racistas portadores de un inmenso odio hacia los negros, están sumiendo a los Estados Unidos en una enorme tensión social o ciudadana, en la que los hombres y mujeres de color ya no soportan la persecución de la que son objeto de manera abierta y descarada. Y es que a la policía de los diferentes Estados de la Unión Americana, no les preocupa en nada lo que el mundo y la opinión pública interna del país, pueda pensar de ellos; tampoco les importa que la justicia los persiga, encarcele y los juzgue. Ante tal panorama de violencia y homicidios, tendemos a pensar que una cúpula compuesta por varios agentes policiales de alto rango, son quienes dirigen y propulsan esos crímenes. Son quienes ordenan desde las comisarías para que maten aquí y allá a los negros indefensos. Si queremos partir de una premisa histórica, los negros nunca quisieron emigrar a los Estados Unidos –y tampoco a las islas del Caribe-; es más, nunca emigraron, sino que llegaron exigidos por las circunstancias, por la piratería inglesa y francesa que los raptaba del África, para ser vendidos en los mercados de esclavos ubicados en Jamaica y Haití; y de ahí, hasta las plantaciones de maíz y algodón en suelo estadounidense. La emancipación posterior fue dolorosa, sangrienta y divisoria de todo un país a raíz de una guerra de liberación y abolición de la esclavitud. Incluso se cobró la vida de un presidente al que todos conocemos por las referencias históricas, llamado Abraham Lincoln, quien fue asesinado en un teatro por uno de los tantos racistas y esclavizadores que siempre han abundado en esta enorme nación. Si tomamos en cuenta la anterior reseña, caeremos en la cuenta de que los negros están en los Estados Unidos, no por accidente, sino por la decisión de los desalmados piratas que surcaban los océanos cometiendo sus tropelías y fomentando la esclavitud de estos seres humanos, tan humanos como usted o como quien suscribe este artículo de prensa. De tal manera, los negros nunca inmigraron voluntariamente y mucho menos en oleadas; tampoco llegaron a quitar fuentes de empleo a los norteamericanos, ni a ejercer la delincuencia ni movimientos revolucionarios armados. Es así como, después de la emancipación, la adaptación a la vida normal estadounidense ha sido, en el transcurso del tiempo, difícil… tan difícil, que hasta la fecha no han logrado sentirse totalmente adaptados a esa idiosincrasia. La raza negra ha dado a los Estados Unidos los mejores atletas, los mejores artistas musicales y han colaborado a la grandeza de esta nación, sin ninguna mezquindad ni sesgo de odio en sus corazones. Pero los blancos les han pagado mal. Recordamos al velocista Jesse Owens, el mismo de las Olimpiadas de Berlín en 1936, durante el gobierno nazi de Alemania, quien se dejó decir durante su estadía en Berlín: “En los Estados Unidos yo no puedo entrar a ningún hotel por la puerta principal, como lo estoy haciendo ahora en esta ciudad alemana; tampoco puedo viajar en los autobuses ni en los taxis, como sí lo estoy haciendo aquí.”