Mi libro mi vida en la prensa escrita | Page 36

Página 36 de 102 Prefiero llamarlo de dos maneras que son realistas, terrenales y crudas, como debe llamarse: "Solución al Problema Judío”, tal y como lo denominaron los propios nazis durante y después de la Conferencia en la Mansión de Wannsee, en Berlín, donde se echó a andar la maquinaria de lamuerte; o sino llamarlo también "genocidio”. Y no considerarlo solamente un asunto que compitió únicamente a los judíos europeos, sino también a los gitanos, enemigos políticos del Tercer Reich, prisioneros rusos, negros del ejército estadounidense, homosexuales y todo aquel que no fuera compatible con la ideología nacionalsocialista creada y ejecutada por Adolf Hitler y su camarilla. Como vemos, el término genocidio nazi es más amplio y tiene que ser justo con la realidad de lo acontecido y la verdad. Y como el mundo es una balanza, son dos polos que se anteponen en ambos extremos, según decía Kant… "la tesis y la antítesis”, hay que reflejar con toda claridad la enorme cantidad de presos alemanes que murieron entre 1945 y 1947 en los enormes campos de concentración hechos por los Aliados una vez finalizada la guerra. Más de un millón de alemanes murieron lentamente de frío, enfermedades y hambre, pues así lo decidieron los ingleses, norteamericanos, ruso-soviéticos y franceses, ganadores de la contienda armada. Pero eso es parte de la maldición de las guerras, la inhumanidad que habita en los cuerpos, almas y mentes de los seres humanos, quienes combaten siempre en pos de una quimera, de una utopía tan grande como la misma barbarie que están cometiendo al sostener las armas en sus manos. Porque la guerra es eso… barbarie, estupidez, irracionalismo al poner frente a frente al hombre contra el hombre, para aniquilarse mutuamente. Pero "recogiendo el guante” que constantemente nos lanzan los judíos a los historiadores y cronistas de la prensa, tenemos que afirmar que el centro de exterminio llamado Auschwitz, está ahí, en Cracovia, Polonia. Es quizás el museo al aire libre más grande del mundo y el más tétrico. He estado ahí innumerables veces y no sé si por ese morbo tan natural que poseo o porque mi parte de necrofilia así me lo exige; lo cierto es que el sitio es sobrecogedor. Y en uno de sus patios, de manera poco visible, pues es un aparato que se nota fue rápidamente construido y por ello peca de insignificante, está el cadalso donde fue ahorcado uno de los comandantes de Auschwitz, llamado Rudolf Ferdinad Höss. En mi caso, siempre hice un alto ante tal sitio por varios minutos, pues se trata de un personaje que nunca más se va a repetir en la historia de la humanidad, debido al triste papel que le correspondió vivir, ordenando el destino final de más de 2,5 millones de prisioneros. Auschwitz tiene un umbral que se puede ver desde lejos y que también impresiona. Es un dintel enorme, con una gran puerta siempre abierta que atraviesan las vías ferroviarias que se internan en los grandes y espaciosos patios del campo de concentración. Ahí, al final, en los andenes, los jefes alemanes y médicos, iban separando mujeres de sus esposos, de sus niños, de sus padres, abuelos y tíos. Unos para trabajar y los otros para pasar directamente a las cámaras de gas. Auschwitz existió y sus vestigios, sus edificios tétricos están ahí, en Polonia, y no nos dejan mentir. Los revisionistas, especialmente suramericanos, dicen que dicho campo de exterminio fue creado por los soviéticos y es una versión tan estúpida, como infantil, descabellada e ilógica. Antes de la contraofensiva rusa, los aviones de reconocimiento de los Estados Unidos, habían fotografiado las instalaciones y guardado esas fotos en los archivos del Pentágono, en Washington.