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Finalmente aplaudimos las decisiones de algunas marcas famosas, como ADIDAS,
que se han alejado de Blatter con su patrocinio millonario. Dejamos la pluma recordando al
famoso ex jugador brasileño Romario, quien ha dicho, “los detenidos son unas ratas (…).
Espero positivamente que el escándalo repercuta y estas acciones lleguen a Suramérica para
limpiar de corruptos al futbol. Los ladrones que vayan a la cárcel.” Concluyó el ahora
flamante legislador y ex astro del balompié.
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¿Eufemismo o Ignorancia Preocupante?
AMÉRICA CENTRAL-Se han celebrado en el istmo centroamericano, en menos en cinco
meses, dos “cumbres” (también mal llamadas “cumbres”, pues es el show que unos cuantos
individuos se montan para hacerse publicidad a nivel mundial), en las que los observadores
invitados y periodistas pecan de ignorantes (¡!) o dados a usar eufemismos (palabras
bonitas para esconder la realidad de las cosas), y así definir mal a los representantes de los
países que carecen de democracia en América Latina.
Nos negamos a creer que esas personas, en especial los periodistas, son ignorantes
del castellano básico y por eso no utilizan el idioma como se debe o no conocen mucho de
política internacional. Esperamos que no sea así, porque sería muy preocupante que los
medios de comunicación del subcontinente estén en manos de personas sin cultura básica
siquiera. Entonces le daríamos la razón al dictador del Ecuador, Rafael Correa, quien dijo
que los periodistas de estas latitudes son malos, según sus palabras textuales.
Pero lo que más evidencian esos comunicadores es el deseo equivocado de llamar a
los dictadores de la región con el calificativo de “presidentes.” En ambas “cumbres”, en
Costa Rica y Panamá, que han sido un gasto inusitado y escandaloso de millones de dólares
al alimentar y dar hospedaje a esos figurones, los periodistas y comentaristas han insistido
en decirles “presidentes”. El problema se fundamenta en que las personas que los escuchan
a lo largo y ancho de América Central y que tienen un conocimiento quizás no muy bien
cimentado, les creen a pies juntillas y comienzan a calificarlos también de la misma
manera, cuando realmente son dictadores y además, tiranos a la vista y paciencia de
organismos como la OEA o la ONU.
No nos imaginamos tratando con ese adjetivo a Daniel Ortega, de Nicaragua, quien
ha violentado reiteradamente a la Constitución Política de su país, ha colocado en los
cargos de decisión judicial y parlamentaria a su acólitos, a esos individuos que le aplauden
absolutamente todo al dictador sin que sepan certeramente a qué le aplauden y porqué le
aplauden. En su defecto, preferimos creer que se trata de un eufemismo ese deseo
consciente de llamar a los dictadores con la definición equivocada, con el fin de quedar
bien con el protocolo que les obliga a referirse a los tiranos tal y como lo hacen.