Pasarlo bien es una decisión
Este mundo en el que nos corresponde vivir, impulsa a las
personas a adoptar comportamientos ajenos a su pro-
pia naturaleza. El ser humano está dotado para el bien,
para actuar a partir de principios y valores de solidaridad,
afecto y amor al prójimo. Está definitivamente equipado
de manera natural para el disfrute. Pero el postmodernis-
mo le tergiversa esa realidad y lo lanza a pensamientos
y comportamientos establecidos en vinculaciones tran-
sitorias, sin certidumbre, sin profundidad, estabilidad y
proyección.
Se debe tener cuidado con el mensaje del “modernis-
mo líquido” del que nos habla Bauman, porque “pasarla
bien” no significa (como algunas propuestas hedonistas
pretenden) disfrutar el momento, recurrir al placer inme-
diato y efímero, sin establecer vinculaciones permanentes
y estables.
Pasarla bien tiene que ver en realidad con una decisión, con un
estilo de vida que debe partir de la adopción de prácticas que
permitan vivir bien y hacer el bien; es decir, de incorporar una
ética adecuada como estilo de vida.”
Pasarla bien es disfrutar la vida a partir de un adecuado
equilibrio de las dimensiones física, psicológica y espiritual
de la persona. Es una decisión porque, de alguna manera,
es definir que no se está dispuesto a seguir la tendencia
fácil del no involucramiento, del egoísmo, de los intereses
individualistas, asumiendo en su lugar un estilo de vida de
compromiso, de solidaridad y de servicio.
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