Esta es una de las conclusiones preliminares que la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a través de
su presidente Francisco José Aguijaren Párele, hizo públicas
hoy tras una visita "in loca" a Guatemala, aunque el informe
completo, que será duro, no se hará público hasta dentro de
unos tres meses.
El Gobierno y la sociedad, incluidos todos los sectores, están
en una "especie de encrucijada" en la que deben tomar una
decisión firme y férrea parar acordar si quieren o no superar
el pasado: "O se avanza en este terreno o se retrocede y se
estanca".
A pesar de los avances logrados en la lucha contra la
corrupción y el combate a la impunidad, sobre todo desde el
año 2015 con movilizaciones "sin precedentes", persisten
desafíos arrastrados desde el conflicto armado interno (1960-
1996), como una concentración del poder económico, una
escasa recaudación y una estructura estatal débil.
Eguiguren advirtió de estructuras de poder "paralelas" -
comandadas por militares, grupos empresariales y otros- que
sustentan problemas como "un pronunciado racismo", la
desigualdad social, una profunda situación de pobreza,
exclusión y falta de acceso a la justicia, sobre todo de pueblos
indígenas, mujeres, niños y afrodescendientes.
En Guatemala, uno de los países más desiguales del mundo
donde la mitad de los niños menores de 5 años sufren
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