significativos referidos a la función guerrera y a la función sacerdotal. La casta
guerrera siempre estará signada con lo “ecuestre”, la casta sacerdotal, al
contrario, refleja una transformación álmica que se ajusta a la matriz virtual del
“asno”; Represión de la libido hacia una monosexualidad representada en lo
hibrido, lo estéril, no hay que argumentar demasiado al respecto, el vehículo
del sacerdote es el alma modelada en la matriz virtual de lo “j-umento”. Es por
eso que J-esús, el “mesías”, hace visible su naturaleza sacerdotal al entrar
montado en un “asno” 23 ; El Cristo, al contrario del “mesías”, NO ES DE
NATURALEZA SACERDOTAL, SINO GUERRERA, pues su vehículo de
transito es un caballo.
Ahora hagamos una última inducción. Para transitar los espacios de
significación oblicuos que permitirán al caballero alcanzar el centro de
originalidad o principio de generación, debe modelar su psike a la forma de la
matriz virtual de lo “caballo”; Notemos que la psike del hombre común no es
ecuestre, es mular, fundamentalmente híbrida, y la hibrides jamás participara
del principio de generación pues es totalmente ESTERIL. Es decir, una psike
que refleja los desajustes energéticos en sus esferas psicológicas.
La energía psíquica o libido, circula senoidalmente, y produce el fenómeno
espiral, de irresistible fuerza centrifugadora; podríamos asimilarla en lo psíquico
a la “obsesión maniática” o desborde de sentido que jala al centro de gravedad
o sí mismo. Sólo por esto los “locos” son representados con espirales en los
ojos. Por ello la PAREJA es un símbolo de transformación que puede ser
conducente hacía estados alterados de conciencia que permitan la
aproximación a la centralidad egoica, siempre y cuando se note el sí mismo no
como centro, sino como reflejo del principio de originación.
Para alcanzar la gloria, es decir, a la dama, el caballero debe vencer a un
dragón. Lo “dragón” es una matriz virtual latente en el inconsciente colectivo,
que puede generar una inercia energética que envuelve al sí mismo, otorgando
centralidad al reflejo del principio de generación potencializándolo. En lenguaje
psicológico, podemos asimilar el dragón a un severo trauma afectivo que
potencia el esquema de sí mismo, consiente o inconscientemente, desplazando
la cardinalidad hacia los sujetos psicológicos.
Lo “dragón” puede provocar el escurrimiento del símbolo de origen, quedando
cerrado o cortado todo acceso al principio de originación. Dicho de otra
manera, sólo se puede acceder al principio de generación a través del símbolo
del origen. Es por eso que el “caballero” de estos tiempos actuales debe
prepararse para oponerse al llamado “Dragón de Sodoma”; esta matriz virtual
genera una homosexualización como paso intermedio hacía una
monosexualidad. Diremos al respecto que en lenguaje psicológico, estamos
hablando de traumas neuróticos de irresistible potencia, sólo susceptibles de
vivenciarse y superarse a través de la iniciación caballeresca. El “Dragón de
Sodoma” ha sido activado en el inconsciente planetario, y determina muchos
de los hechos culturales que realiza el sujeto colectivo en occidente: los
matrimonios “gays”, aceptación gradual del “género” homosexual, sistemas
23
Haciendo un rápido análisis semiológico, la palabra “As-No” delata la naturaleza sacerdotal, ya que
“As” es una sinonimia de lo guerrero excelso, y la palabra “as-no” niega ese principio.
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