comprendemos porque el dios de la guerra se llama AR-ES, y el signo zodiacal
belicoso es Ar-ies.
Lo Ario no es typo biológico, la raza aria es un typo psicológico. Gengis Khan
era un Ario, el Inca era un Ario, Alejandro el Grande era un Ario, Pedro el
Grande era un Ario, Mariano Melgarejo era un Ario, Franz Tamayo era un Ario,
Tupac Katari era un Ario; Todo guerrero es un Ario, un Espartano, alguien que
ha logrado el triunfo de su voluntad sobre su debilidad, sobre su mortalidad,
sobre su naturaleza de barro. Todo lo Ario tiene un rasgo psicológico en
común: el HONOR y el CARISMA, manifestaciones originales del Espíritu.
Tratemos entonces de comprender un poco más de la ciencia olvidada de los
signos, y vislumbremos lo que es un estudio de morfología semiótica.
2. Signos, Significación y Semiótica.
Un signo es imagen, sonido, y expresión. Para que un signo sea funcional en el
universo material, debe manifestarse acústicamente por el lenguaje, la imagen
en lo silente y a través de la expresión que es corporal.
La representación gráfica de un signo (imagen) es variable dependiendo de la
aproximación virtual al signo original de la cultura que lo sostenga; no así en
cambio; el sonido, que permanece básicamente igual en cualquier cultura, etnia
o colectivo, sin distinción de idioma o dialecto.
El principio de la “Arista” esta signada con la “V”, que en griego es invertida:
y se llama lambda, en el alfabeto rúnico se llama “Kenaz”; y en todos
representa el mismo principio arquetípico, la “Arista”. Acusticamente, en todo
lenguaje la “V” reproduce el sonido, y/o la idea del vacio.
En cuanto a su expresión silente o corporal, en la antigua Roma consistía en el
saludo romano, el ángulo que se forma entre el brazo extendido y el cuerpo y la
voz en latín “Ave”; La expresión o “mudra” en indio-ario, se realiza con los
dedos pulgar e índice forman do el ángulo, la arista. Y no hace mucho, con los
dedos índice y medio significando “victoria”, y hoy, mediante la inversión
cultural, significa “paz”.
El lector podrá objetar que la voz, la resonancia, el sonido del signo cambia del
español al germano, pero el principio arquetípico es el mismo, y entre la “V” y la
“F” existe una relación arquetípica de significado, que nos induce a una especie
de “vacío” exhalado o inhalado. Sin embargo el estudio de los arquetipos
universales queda por mucho, fuera de este tratado, pues semejante
despliegue de sentido solo podría asumirse rompiendo todas las reglas de
sintaxis. Sin embargo para el buen observador, hasta aquí hemos aportado
claves vitales que pueden servir para comprender intuitivamente esta ciencia
olvidada de las letras.
Para nosotros, andinos, este signo cobra especial relevancia, pues esta
presente en muchos cognatos de dialectos e idiomas nativos, Aymará y
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