sujeto. En otras palabras, el arquetipo puede ser algo muy DISTINTO, de su
interpretación cultural y la percepción que se tenga de él en una comunidad.
Por ejemplo, la idea de “madre” puede NO SER la imagen de una persona de
sexo femenino, dulce, abnegada, sufrida y amorosa de la cual somos hijos, y
SER por ejemplo la idea de varios principios arquetípicos como LA MITACIÓN,
LA ACTUALIDAD DOMINANTE O LA REPETICIÓN PERMANENTE.
La visión cultural toma sólo una relación de principios arquetípicos, UNA
PARTE SÉMICA DEL ARQUETIPO PSICOIDEO, y le da sentido,
proyectándolo axiológicamente a su comunidad, y convirtiendo el ente
sostenido por ese arquetipo sesgado, como concepto “tajada”, en objeto
cultural: “la mama”.
La estructura cultural interna determina el significado, el ser del ente para el
hombre, pero cuando el sujeto EXPRESA su significado, lo torna visible para la
co munidad, y el ente se convierte en un objeto cultural. Y un objeto cultural
forma parte de las superestructuras culturales, que ya no son internas, como la
estructura cultural del sujeto, sino, EXTERNAS, pues su sentido es sostenido
por todo el colectivo social.
En la figura 2, vemos la entramada red de la estructura cultural. Los enlaces
virtuales o reales surgen cuando coinciden o sintonizan los arquetipos
universales y los entes, la conexión es natural efecto energético de la semiosis
arquetípica. Pero es en los enlaces culturales o inducidos, donde podemos ver
la influencia de la cultura en el control y manipulación social, ya que los sujetos
psicológicos pueden afirmar enlaces falsos, sin perjuicio de la semiosis
arquetípica, e inducir cardinalidades de sentido. Es decir, los enlaces inducidos
son enlaces falsos afirmados por el sentido de los sujetos psicológicos.
Si la estructura cultural interna determina el significado de los entes; es
semejante a una cárcel; entonces LA SUPERESTRUCTURA CULTURAL
EXTERNA ES ANÁLOGA A UN ENORME FOSO DE SEGURIDAD QUE
IMPIDE CUALQUIER APROXIMACIÓN DEL PRISIONERO A UNA REALIDAD
EXTERIOR. Las superestructuras están conformadas por objetos culturales, es
decir, no solo por conceptos individuales, sino por súper conceptos culturales
sostenidos por una pluralidad de sujetos. Y en este contexto, el hombre solo es
un objeto cultural mas para la superestructura.
Ahora podemos comprender la enorme potencia psíquica que tiene una
superestructura, y por qué el individuo, y su pequeña estructura cultural, se
torna totalmente ineficaz para evitar la absorción a semejante proceso común.
Ejemplifiquemos. Imaginemos a un sujeto fagocitado, absorbido, por el proceso
entelequial de un superobjeto axiológico: la “revolución social”, “la huelga
general”, “el bloqueo de caminos”, “el paro indefinido”, la “lucha de clases”, el
“materialismo histórico”, la “globalización” etc.; Si su volición es pobre para
evitar esta fagocitación, imagínese cuan nula se tornará ante la superestructura
que aglutina a los superobjetos axiológicos mencionados, es decir, “el
marxismo”.
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