Pero para Flavio Josefo y Suetonio, dos historiadores contemporáneos de
Jesús, Palestina era un pandemonium, llena de sublevaciones y guerras civiles,
luchas de poder entre tetrarquias, muerte, hambre, miseria, latrocinio,
salteadores de caminos, guerrilla rural y urbana, etc. No por nada estaba
ocupada militarmente por cuatro de las más rudas legiones romanas, entre
ellas la celebre Decimotercera Legión. En el transcurso de 40 años Roma
había sofocado más de sesenta levantamientos armados por parte de judíos
extremistas y fanáticos religiosos. Tal era el ímpetu de ese fanatismo ortodoxo,
que el emperador Vespasiano encomienda a Tito la destrucción de Jerusalén
en el año 70. Al menos 30.000 judíos murieron defendiendo la ciudad
parapetados en el templo, y el resto de la población exiliada dando lugar a la
diáspora.
Detrás de la extrapolación de los libros de Flavio Josefo, así como de Suetonio,
y los mismos Evangelios, todavía puede percibirse el ambiente subversivo y
conflictivo de la región, y el fervor con que los nacionalistas judíos o zelotes
luchaban por su independencia.
Como ejemplo reproducimos el versículo 27 del capítulo 19 de Lucas: ”Y
también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos,
traedlos acá, y decapitadlos delante de mí”.
Las anomalías pueden contarse por cientos, y es más que evidente, que los
Evangelios fueron extrapolados, interpolados, “editados”, para cubrir un estado
social de rebelión y guerrillas por un contexto “normal” y civilizado.
Todos “sabemos” que la Revolución del 52 fue obra del “mejor” estadista de la
historia de Bolivia, Víctor Paz Estenssoro. La cultura nos habla de la
“grandiosa” reforma agraria, del voto universal, la nacionalización, etc.; Pero se
“olvida” hablarnos, deliberadamente, de los campos de concentración, el
asesinato y la persecución sistemática de falangistas, los brutales atropellos de
matones foráneos del Movimiento, el fracaso de la política agraria, social y
económica que desoló el país entero que antes de la “Gloriosa Revolución”, al
menos producía su propia comida; y los más importante, que el Régimen de
Víctor Paz Estenssoro, no era nacionalista sino comunista, un ala táctica de la
Tercera Internacional. Para quienes duden al respecto, les recordamos que
cuando murió el gran “líder” movimientista Hernán Siles Suazo, la Internacional
le rindió tributo por los servicios prestados a la Revolución.
INVERSIÓN SEMIÓTICA Y CULTURAL: Tomemos un signo muy difundido en
la cultura y su respectiva expresión: la “V” de la victoria, dedos índice y medio
extendidos y abiertos en ángulo; Hasta 1945 su significación era más o menos
correcta, ya que expresaba la “V” no solo de V-ictoria, sino también de V-alor,
V-oluntad, etc.; Pero a finales de la década de los 50, y sobre todo en la de los
60, opera la inversión semiótica y cultural, que cambia su significado por el de
“paz” y “amor”; Esta “nueva” significación fue propagada por el “Hipismo”,
fenómeno socio-cultural, que alieno y desarticulo las sociedades occidentales
hasta el día de hoy. Y ya que estamos con el “hipismo”, analicemos ahora el
cambio de significado por inversión cultural de un símbolo complejo, es decir,
un cognato muy significativo para el buscador de anomalías. Por “Hippies” se
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