El hombre antiguo tenía otra percepción del tiempo, y de los entes desplegados
en el hecho cultural. No proyectaba, ACTUABA, y es por eso que en nuestra
actualidad espacio-temporal ya no hay cabida para conquistadores, guerreros,
héroes, semidioses, dioses, ángeles y demonios, ideas arquetípicas que solo
fluyen como contenidos arcaicos en el inconsciente colectivo.
El hombre antiguo no era cultural, mas bien, era el fundamento de la historia, la
historia misma. Alrededor de él giraba el universo entero, y esta reminiscencia
la podemos percibir hoy en día cuando la historia oficial nos dice que el hombre
antiguo concebía una COSMOGONIA ANTROPOCÉNTRICA; para luego
desvirtuar la verdadera significación de esta afirmación al decir que según la
ciencia positivista eso es un “error”, otorgando este centro a un sol central
galáctico que muy posiblemente sea un colosal agujero negro. Que lejos
estamos del verdadero SENTIDO METAFÍSICO que los antiguos le daban a su
CENTRALIDAD ESCENCIAL.
Por eso el hombre antiguo aspiraba a la divinidad. Y es mas, Prometeo,
Aquiles, Herácles, Teseo, Dédalo, Jasón, los linajes de Reyes Dorios, los
Césares de la Roma Imperial, Gilgamesh, Enoc, los Espartanos, los Arios, el
Inca y su Casta, se consideraban dioses o descendientes de dioses.
Hasta la mismísima Biblia nos habla de un tiempo donde existían gigantes
llamados Nephilim, y de sus descendientes, los “héroes de la antigüedad” 2 ; Un
tiempo cuando los Dioses caminaban sobre la tierra y enseñaban a los
hombres las artes, la construcción de ciudades amuralladas y el DOMINIO DEL
ALMA. 3
Por ejemplo en Esparta se enseñaba desde la niñez el dominio absoluto del
animismo, es decir, de lo que en términos modernos podríamos denominar los
ámbitos psicológicos. En la Hélade, hasta tenían un código semiótico, que para
nosotros no es más que mitología indescifrable, para identificar los complejos
psicológicos y neutralizarlos. La Diosa Venus o Palas Atenea puede asimilarse
a la esfera inconsciente, cuyo dominio era vital para alcanzar el rango de
ARIETE en la antigua Grecia. Edipo era la esfera racional o afectiva cuyo
dominio permitía acceder a significaciones trascendentes, otorgaba lucide z
mental y evitaba la locura. Teseo era él Yo consciente en busca del centro del
laberinto, el Inconsciente, para dar muerte al Minotauro y ganar la inmortalidad.
Y en todo el mundo antiguo, el mismo código semiótico: la MITOLOGÍA, que
exaltaba la imagen arquetípica del héroe y la preponderancia femenina: El
descenso de Innana a los infiernos, para resucitar y liderar a un ejército de
“espectros” que buscan su liberación; el mismo mito para los pueblos semitas
2
Genesis 6 , 4.
“La idea de que los hombres, partiendo de la bestialidad y del salvajismo, se elevaron
lentamente hasta la civilización, es reciente. Este es un mito judeo-cristiano, impuesto a las
conciencias, para expulsar un mito más antiguo, vigoroso y revelador. Cuando la humanidad
era más fresca, más próxima a su pasado, en los tiempos en que ninguna conspiración bien
urdida lo había expulsado aún de su propia memoria, sabia que descendía de dioses, de
gigantes de los que habían aprendido todo. Recordaba una edad de oro en que los superiores,
nacidos antes que ella, le enseñaron la agricultura, la metalurgia, las artes, las ciencias y el
manejo del alma” El Retorno de los Brujos.- Luis Pawles y Jaques Bergier.
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