CARDINALES que forman el esquema de Sí Mismo, determinan la línea
actitudinal.” Es decir, el sí mismo es un esquema sémico, y comprender las
significaciones que asigna a los elementos simbólicos estructurados, nos
permitiría responder a la pregunta que hemos planteado. Pero sigamos
recordando: “LA ESTRUCTURA CULTURAL ESTA CONFORMADA POR LOS
ENTES INTERNOS, es decir aquellos esquemas conceptuales enlazados por
sus correspondencias sémicas. Hemos dicho que estos esquemas se van
construyendo a lo largo de toda la vida del microcosmos o individuo. Se
comprende entonces que estos “moldes” conceptuales, significados
encasillantes, constituyen una formidable prisión mental dentro de la cuál el
sujeto vive inserto, moviéndose en un LABERINTO de opciones culturales.”
Ontología es desentrañar los nexos y los símbolos estructurados a través de
relaciones de sentido que se han conformado principalmente por factores
hereditarios, sociales y ambientales, que sugieren la existencia determinada de
una personalidad psicológica dada. Es decir, una persona así conformada
creerá erróneamente que ES, cuando su existencia, determinada por factores
inconscientes, le es totalmente ajena. Por eso la ontología seriamente aplicada,
implica un proceso de AUTOCONOCIMIENTO PROFUNDO, y un conocimiento
integral de los entes, símbolos, esquemas funcionales, coadyuvantes y
estructurados, que hacen a la complexión de una existencia.
Por otro lado, la axiología no puede ser abarcada por un lenguaje racional,
pues la cultura no maneja códigos semióticos irracionales para encarar una
comprensión de lenguajes no habituales como los de valor cardinal. En el caso
del hombre y la mujer occidental, esta imposibilidad de inaprehensión de
lenguajes de valor es aún mucho más patente. La pregunta que debemos
plantearnos para saber que es la axiología sería: ¿Qué siento ante
determinada cosa o ente? Responder a esta pregunta seria entrar a un ámbito
completamente subjetivo, y por ende, metafísico. Por lo tanto la axiología
requiere no solo de códigos morales, por lo mismo, moldes culturales, sino de
profundizar en las significaciones que puede tener un ente más allá de su
impresión traumática. Esto es desde ya, muy complejo para lo racional, pues
cuando hablamos de sentidos, no hablamos de afectos o sentimentalismos,
sino de intuiciones simbólicas trascendentes que nos han sido legadas por el
ancestro, y que se perciben como INTENSIDAD ENERGÉTICA.
Hablamos de SENTIDO DEL VALOR, y el origen del sentido del valor por
excelencia es el HONOR. El honor no puede ser psicológico, porque rompe la
cadena causa y efecto del mundo fenoménico. La psicología del sujeto es
anímica, y la razón y los afectos son su fundamento estructural. Las emociones
son interpretaciones arbitrarias que ejecutan las esferas psicológicas para
comprender lo incomprensible. Decimos arbitrarias porqué son emanaciones
del sujeto colectivo que se tornan dominantes para una colectividad, generando
una empatía comunitaria. Estas emanaciones se canalizan a través de
egregoros o arquetipos astrales de inmensa fuerza energética. La axiología,
para el sujeto individual como colectivo, es pues SENTIMENTALISMO, es
decir, reminiscencia de sentido que activa cáscaras etéricas.
Ahora podemos comprender mucho mejor, lo que decíamos sobre los
fenómenos energéticos que operan en las esferas psicológicas: “el lenguaje del
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