2. La entelequia como fundamento de la teleología.
Recordemos un par de afirmaciones que realizamos hasta aquí: “Si vamos a
hablar del tiempo, diremos que en relación con el hecho cultural siempre es
actual, presente, y es por eso que hablar de un pasado, sin tomar en cuenta
que el hecho cultural solo puede ser analizado desde una perspectiva actual
referida a un presente continuo, es rebajar el contexto axiológico que determinó
su producción. Entonces la apreciación del mismo se torna CULTURAL, ya no
HISTÓRICA. Y esa visión deformada del hito histórico que marco la generación
de hechos culturales posteriores en una cadena de causas y efectos, rompe su
SENTIDO AXIOLÓGICO; la mutilación meta-física que produce el
DALTONISMO GNOSEOLÓGICO, principal problema del hombre y la mujer
occidental.” También dijimos que: “Ahora comprendemos mejor porque el
hombre y la mujer occidental padece de ese daltonismo gnoseológico. Tiene
una CONFUSIÓN SEMIÓTICA EN SU PERCEPCIÓN DEL TIEMPO, por eso
vive proyectado al futuro convencido de la existencia de un pasado, y sin
posibilidad alguna de percibir el presente y la actualidad que es fundamento del
hecho cultural y del hecho moral.”
Ahora bien, esa falsa percepción del tiempo es el punto de apoyo de toda
teleología, es decir, de toda tendencia evolucionista, que se empeña en
perpetuar la búsqueda de un perfeccionamiento, la entelequia, en todos los
rangos de la existencia humana, y los entes que la representan. A esto nos
referimos con ese futuro mejor que nunca llega. Pero, hay un pero, el proceso
entelequial de los arquetipos que se manifiestan en sus contrapartes físicas
superestructurales, esta llegando a su culminación. Esto significa una
catástrofe para el hombre despierto, que es capaz de ver este proceso
entelequial nefasto, pues la perfección afirma la finitud del hombre,
subyugándolo para siempre a la dependencia de la superestructura. Por
ejemplo, ¿cómo despertar a realidades metafísicas a un sujeto que se
encuentra absolutamente ensimismado ante la ilusión de la superestructura
que lo fagocita, completamente asimilado a ella? ; Un sujeto que ha encontrado
el equilibrio en medio de las inercias arquetípicas que lo determinan jamás
podrá manifestar la potencia volitiva para desprenderse de los procesos
entelequiales.
Si los marxistas consiguen una sociedad igualitaria, fraterna, “libre”, y esta
palabrita esta entrecomillada, pues en el mundo fenoménico de los arquetipos
desplegados, el libre albedrío no existe, por ende la libertad verdadera
tampoco; veremos cuan inútil y vano será tratar de despertar a ese sujeto
plenamente comunizado, sin rasgo alguno de individualidad, pues TODOS son
“Fidel”. El colectivismo se habrá concretado, y la sociedad humana
entelequiada asemejará a un enorme hormiguero-colmena, donde el todo
determinara la parte, y donde cada quien ocupara un rol del que jamás podrá
desligarse. Sino, pregúntenle al comandante Fidel, o a cualquier “compañero” o
“hermano” campesino, si bajo cualquier régimen o sistema propiciado por el
sujeto planetario, dejará su vida al servicio de un arquetipo psicoideo, que una
vez realizada su entelequia, se sumergirá nuevamente en el inconsciente
esperando proyectar una nueva matriz para realizar otras variables, siempre en
un futuro.
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