MERCURIO Septiembre 2013 | Page 14

El capitán Ferreira ha navegado en el Jerusalén II desde la desaparición del Jerusalén I que se incendió en Rio Madeira en 1990. Murieron cuatro de los hombres de Ferreira, incluyendo uno que fue devorado por un cocodrilo

85 DICIEMBRE 2013. MERCURIO

El Amazonas y sus imponentes y numerosos afluentes contienen al menos 3000 (esta es una suma aproximada pues todavía no se tiene datos completos. Recientemente se han descubierto nuevas criaturas) especies de peces, la mayoría de ellas no se encuentran en ningún otro lugar del mundo. No obstante, muchos de estos peculiares nadadores tienen una desagradable reputación por desgracia; seguramente en nuestra mente se proyecta la terrible imagen de una piraña asesina. Pero ni con toda su aterradora y repulsiva prensa sensacionalista (agradezcan a Hollywood por sus grotescos filmes) es especialmente temida por los lugareños, quienes se burlan de la dentadura diminuta del animalillo. Aun más formidable es el pez palillo de dientes, conocido por preferir nadar en el canal de la abertura del pene humano, provocando horrible dolor, que la víctima llega al

punto de gritar que le corten el órgano invadido. Los pescadores de Manaus, sin embargo, pasan por alto todos estos dudosos y exóticos mitos, eligiendo para cazar alrededor de unas 100 variedades de especies, que la gente, turistas y locales están más que dispuestos por degustar un exquisito platillo marino en algún lujoso restaurante o en la comodidad de sus casas. Por lo visto, el cliente y el comprador están satisfechos con la mercancía.

"¡Tambaqui!" grita José Ferreira, capitán de la Jerusalén II, un barco de 40 pies, mientras señala una caja de espuma de polietileno que contiene una docena de los 50 kilos de mero, reconocido por ser uno de los más sabrosos de todos los peces amazónicos. Con casi setenta años, el capitán Ferreira, un hombre aventurero y curtido por el sol brasileño, luce un parche rosa chillón en el ojo y lleva un destornillador metido en el cinturón.

El capitán ha navegado en el Jerusalén II desde la desaparición del Jerusalén I que se incendió en Rio Madeira en 1990; murieron cuatro hombres de la tripulación de Ferreira, incluyendo uno que fue devorado por un cocodrilo. A pesar de llevar cerca de 50 años como pescador de Manaus, el capitán Ferreira afirma haber navegado "ni la mitad" de los ríos de la misteriosa cuenca amazónica. Dice que tendría que vivir "hasta que tuviera como cinco mil años o más" para conocer todos sus secretos.