Matemática divertida y curiosa
significado
de
aquellos
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números
que
sólo
podrían
Malba Tahan
figurar
en
proporciones
gigantescas.
-¡Forastero! – respondió el “Hombre que calculaba”-, no censuro la curiosidad que
te llevó a perturbar la marcha de mis cálculos y la serenidad de mis pensamientos.
Y, ya que supiste ser delicado al hablar y al pedir, voy a satisfacer tu deseo. Para
eso necesito, sin embargo, contarte la historia de mi vida.
Y narróme lo siguiente:
CAPÍTULO II
En el cual Beremís Samir, el “Hombre que calculaba”, cuenta la historia de
su vida. Cómo fui informado de los prodigiosos cálculos que realizaba y por
qué nos hicimos compañeros de viaje.
e llamo Beremís Samir y nací en la pequeña aldea de Khoy, en Persia, a la sombra
de la gran pirámide formada por el monte Ararat. Siendo muy joven todavía, me
empleé como pastor al servicio de un rico señor de Khamat 37 . Todos los días, al
salir el Sol, llevaba el gran rebaño al campo, debiendo ponerlo al abrigo, al
atardecer. Por temor de extraviar alguna oveja y ser por tal negligencia castigado,
contábalas varias veces durante el día. Fui, así, adquiriendo, poco a poco, tal
habilidad para contar que, a veces, instantáneamente, calculaba sin error el rebaño
entero. No contento con eso, pasé a ejercitarme contando además los pájaros
cuando, en bandadas, volaban por el cielo. Volvíme habilísimo en ese arte. Al cabo
de algunos meses –gracias a nuevos y constantes ejercicios-, contando hormigas y
otros pequeños insectos, llegué a practicar la increíble proeza de contar todas las
abejas de un enjambre. Esa hazaña de calculista nada valdría frente a las otras que
más tarde practiqué. Mi generoso amo, que poseía, en dos o tres oasis distantes,
grandes plantaciones de dátiles, informado de mis habilidades matemáticas, me
encargó de dirigir su venta, contándolos yo uno por uno en los cachos. Trabajé así
al pie de los datileros cerca de diez años. Contento con las ganancias que obtuvo,
mi bondadoso patrón acaba de concederme algunos meses de descanso, y por eso
voy ahora a Bagdad pues deseo visitar a algunos parientes y admirar las bellas
37
Khamat de Marú , ciudad situada en la base del monte Ararat, Khoy, situada en el valle del mismo nombre y bañada por las aguas
que descienden de las montañas de Salmas. (Nota de Malba Tahan)
Traducción de Patricio Barros
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Preparado por Patricio Barros