Matador Arte Luces de neón | Page 19

La típica tocaba música obscena
y los pseudo-poetas declamaban su poesía barata.

Hoy,

ya no me apetecen
las lamentaciones,
ni la brizna, ni tus labios
sin mordidas de buchones, 
ni querer.
Qué te importe si te superé
o no, si al fin,
Tu lado muerto es lo que más me gustó de ti.

Última visita a tu tumba.

Colosal pechuga alada
de pavimento y zacate,

ruega por las putizas poéticas.


Pequeño Badiraguato
inmenso

como el ataúd 
del tren muerto,

pide por las poetizas disléxicas.

Agüita fantasma,

embruja al río Jomulco,

(Sí, el río lo sabe,

hija de la montaña.)

Panteón de los dolores de parto

de nuestra señora,

mar de seres alados,

aboga por los olvidados

Estanque de horas

y presa de años

trágate el cadáver violado

de nuestra hija desaparecida.

Gotas de canino
airadas a tí
ladradas directo

de los hocicos
de negligencias
de los niños,

ruega por los sabuesos sin nido.

Tempestad de oraciones
de madres desengañadas
emprismadas en nuestro cielo
en parvadas,

liberen al dios de la lluvia
de sus pasiones de auto-sexo.

Pueblerinos durmiendo

el sueño mágico del suelo trágico,

Cristo Jesús ya ha de estar
hasta la madre de vosotros,
de vosotros y de vuestros delirios 
de narcotraficante
hasta la madre suya de soledades
que ya no quiere
aparecer su rostro 
en sus tostadas de dos cincuenta
ni sus panes.

Cultísimo mirrey de vino consagrado,

hijo legítimo del siglo antepasado,

¿Dónde está la luna bohemia que nos prometiste?

¿Dónde la patria suave?

La mía se pudre en el agave.

airadas a tí
ladradas directo

de los hocicos
de negligencias
de los niños,

ruega por los sabuesos sin nido.

Tempestad de oraciones
de madres desengañadas
emprismadas en nuestro cielo
en parvadas,

liberen al dios de la lluvia
de sus pasiones de auto-sexo.

Pueblerinos durmiendo

el sueño mágico del suelo trágico,

Cristo Jesús ya ha de estar
hasta la madre de vosotros,
de vosotros y de vuestros delirios 
de narcotraficante
hasta la madre suya de soledades
que ya no quiere
aparecer su rostro 

cortadas de dos

cincuenta
ni sus panes.

Cultísimo mirrey de vino consagrado,

hijo legítimo del siglo antepasado,

¿Dónde está la luna bohemia que nos prometiste?

¿Dónde la patria suave?

La mía se pudre en el agave.

Ricardo Cabral.