Matador Arte Jerusalén de las tunas, esto es Jerez, Zacatecas | Page 6

Otra mujer muy importante en su vida fue María Nevares, considerado el segundo y más humano de los amores, a quien se dirige con los nombre de María o Magdalena, con quien tuvo comunicación epistolar desde 1912 hasta 1921. Ya instalado en la ciudad de México, López Velarde, en 1916 conoce a Margarita Quijano, maestra culta y hermosa, diez años mayor que él, con quien sostuvo una breve relación que ella misma terminó, según sus biógrafos, por mandato divino, una imposible más en su existencia, de nuevo la figura de una pasión frustrada que conlleva a un final, la muerte, a ésta le dedica "Trasmútase mi alma" o "la lágrima", por poner algún ejemplo, como un símbolo del abandono de la niñez y el acceso a la madurez.

En su segundo libro, Zozobra, se advierte de nuevo la presencia de la figura femenina con un intenso debate interno entre la rectitud moral y su pasión sacrílega: "Mas luego las samaritanas, / que para mí estuvieron prestas/ y por mi dejaron sus fiestas,/ se irán de largo al ver mis canas,/ y en su alborozo, rumbo a Sión,/ buscarán el torrente endrino/ de los cabellos de Absalón. [...] (6) Otro ejemplo de este ramillete de poemas es "A las jerezanas", como prototipo de la mujer abnegada y, sobre todo, buena cristiana. Poemas cargados de deseo y represión, intento de libertad y clausura o placer y dolor.

Octavio Paz cuando se refiere al poeta y su íntima relación con la figura femenina habla así al respecto:

La mujer es la imagen más completa y perfecta del universo porque en ella se reúnen las dos mitades del ser; al mismo tiempo, es el espejo sensible donde el hombre puede verse a sí mismo por un instante, en toda su dolorosa irrealidad [...] Hermanas o cómplices, López Velarde está unido a ellas por un lazo más fuerte que la sangre o el bautismo, [...] han compartido con él unas cuantas horas fuera de los horarios; lujuria, aburrimiento, sabor de crimen y de inocencia, abandono y concentración. Juntos han atravesado, con los ojos cerrados, ese "puente de abismos" que el amor tiende de una cuerpo a otro." (7)

En el Son del corazón, López Velarde, culmina su obra con "La suave patria", poesía que le inmortaliza y en la que de nuevo está presente la figura femenina como su musa de inspiración, con un tono erótico utiliza el lenguaje para fundir en una sola imagen de la mujer y de la tierra: "[...] Suave Patria: te amo no cual mito,/ sino por tu verdad de pan bendito, / con a niña que asoma por la reja/ con la blusa corrida hasta la oreja/ y la falda bajada hasta el huesito. [...] Suave Patria, vendedora de chía: / quiero raptarte en la cuaresma opaca,/ sobre un garañón, y con matraca, / y entre los tiros de la policía. [...]" (8) En todas sus formas la figura femenina impregna en su totalidad la vida del poeta, desde el amor inocente de un niño ávido de amor, hasta ese ser que vierte su pasión en las flores del pecado como él mismo las llamaba.

1 LÓPEZ Velarde, Ramón, La suave patria y otros poemas, FCE, México, 2003, p.77

2 GARCÍA Morales, Deseo y represión, mujer y necrofilia en Ramón López Velarde.

3 Op. Cit. LÓPEZ Velarde Ramón, p. 15

4 Ídem, p. 79

5 Op. Cit., p. 157

6 Ídem p. 217

7 Ídem p. 41

8 Ídem p. 271

"Cromoestética tradicional"

María Fernanda Sánchez Calderón