Matador Arte Jerusalén de las tunas, esto es Jerez, Zacatecas | Page 4

Mujer: amor, pasión y religiosidad en Ramón López Velarde

Me arrancaré, mujer, el imposible

amor de melancólica plegaria,

y aunque se quede el alma solitaria

huirá la fe de mi pasión risible.

(Fragmento) "A un amor imposible" (1), Ramón López Velarde.

El papel de la Musa, en la mayor parte de los casos, está reservado a la mujer y es puesto en escena por una voz poética amatoria masculina. La temática en torno a este ser se impregna de amor, pasión y fatalidad, por lo que la mujer trasciende de la mera función de musa inspiradora de todo un corpus literario, es decir, no se conforma únicamente con desempeñar el rol de dama inalcanzable o a ser la simple destinataria de poemas adulatorios, sino que arrastra al poeta a un torbellino casi místico y desgarrador, a la condena gloriosa de inmortalizarla en su obra, mujeres que se cruzaron en el camino de la poesía y en el de la vida del escritor. Así pues, la mujer no nace de la poesía, sino que la poesía nace, vibrante y arrolladora de ella.

Ramón López Velarde, como al mayoría de los poetas, tiene como referencia constante en su obra a la mujer, misma a la que se impregna de una profana religiosidad, en un repetido encuentro de la figura femenina como símbolo sexual y sagrado. Dicha imagen en el poeta aparece de forma recurrente en su obra en la que predomina Fuensanta (Josefa de los Ríos), pero conforme se va difuminando el recuerdo de ésta, López Velarde dedica sus versos a diversas musas. Algunos de sus críticos lo definen como un poeta enamorado, un adorador del misterio y del mundo, donde el misterio está encantado primordialmente en la mujer, a quien veía más como un mito que como una realidad (2). El poeta centró su vida a la pasión por la imagen de la mujer reflejando un mundo interno cargado de conflictos vertidos en su obra poética, debatiéndose entre el amor puro e inocente y el pasional, así como también se puede observar una constante adoración por la muerte. Octavio Paz la define así:

López Velarde, siente la fascinación de la carne que es, siempre, fascinación ante la muerte: al ver <un enamorado mausoleo> [...] la cortesana, encarnación del tiempo y de la muerte, la idolatría por el cuerpo y el horror del cuerpo; la sistemática y voluntaria confusión entre el lenguaje religioso y el erótico, no a la manera natura de los místicos sino como una suerte de exasperación blasfema [...] (3)

Durante su estancia en San Luis tuvo su primer encuentro con el modernismo a través de la lectura del poeta mexicano Amado Nervo y del español Andrés González Blanco sus primeras influencias, seguido por Rubén Darío, Baudelaire, entre otros, como prototipos de la temática: mujer, erotismo y religiosidad. El poeta durante sus años de seminarista, regresaba a Jerez para pasar sus días de vacaciones, época en la que aparece la persona que marca el inicio de su pasión literaria: Josefa de los Ríos, su primer amor y a quien inmortaliza con el nombre de "Fuensanta", un amor imposible y enigmático, la principal protagonista de su obra.

ELOGIO A FUENSANTA

Tú no eres en mi huerto la pagana

rosa de los ardores juveniles;

te quise como a una dulce hermana

y gozoso dejé mis quince abriles

cual un ramo de flores de pureza

entre sus manos blancas y gentiles.

Humilde te ha rezado mi tristeza

como en los pobres templos parroquiales

el campesino ante la Virgen reza.

Antífona es tubos, y en los corales

de tu mística boca he descubierto

el sabor de los besos maternales.

Tus ojos tristes, de mirar incierto,

recuérdenme dos lámparas prendidas

en la penumbra de un altar desierto. (4)

"Dualidad" (Izquierda)

"Mi verano a tu invierno" (Arriba)

María Fernanda Sánchez Calderón

Por María Elena Soriano Landeros