Marianela 1500000 | Page 50

-Veré tu hermosura ¡qué felicidad! -exclamó el ciego con la expresión delirante que era propia de él en ciertos momentos-. Pero si ya la veo; si la veo dentro de mí, clara como la verdad que proclamo y que me llena todo... -Sí, sí, sí... -repitió la Nela con desvarío, espantados los ojos, trémulos los labios-. Yo soy hermosa, soy muy hermosa. -Bendita seas tú... -¡Y tú! -añadió ella besándole en la frente-. ¿Tienes sueño? -Sí, principio a tener sueño. No he dormido anoche. Estoy tan bien aquí... -Duérmete, niño... Principió a cantar como se canta a los niños para que se duerman. Poco después Pablo dormía. La Nela oyó de nuevo la voz de la Trascava, diciéndole: -Hija mía... aquí, aquí. 50