Marianela 1500000 | Page 118

-Traía a Mariquilla y se me escapó. ¡Qué ingratitud! -¿Y no la has buscado? -¿Dónde?... ¡Huyó de mí! Esta tarde saldré otra vez y la buscaré hasta que la encuentre. -No, no salgas -dijo Pablo vivamente-. Ella parecerá, ella vendrá sola. -Parece loca. -¿Sabe que tengo vista? -Yo misma se lo he dicho. Pero sin duda ha perdido el juicio. Dice que yo soy la Santísima Virgen y me besa el vestido. -Es que le produces a ella el mismo efecto que a todos. La Nela es tan buena... ¡Pobre muchacha! Es preciso protegerla, Florentina, protegerla, ¿no te parece? -Es una ingrata -dijo Florentina con tristeza. -¡Ah!, no lo creas. La Nela no puede ser ingrata. Es muy buena... yo la aprecio mucho... Es preciso que me la busquen y me la traigan aquí. -Yo iré. -No, no, tú no -dijo prontamente Pablo, tomando la mano de su prima-. La obligación de usted, señorita sin juicio, es acompañarme. Si no viene pronto el señor Golfín a levantarme la venda y ponerme los vidrios, yo me la levantaré solo. Desde ayer no te veo, y esto no se puede sufrir, no, no se puede sufrir... ¿Ha venido D. Teodoro? -Abajo está con tu padre y el mío. Pronto subirá. Ten paciencia; pareces un chiquillo de escuela. Pablo se incorporó con desvarío. -¡Luz, luz!... Es una iniquidad que le tengan a uno tanto tiempo a oscuras. Así no se puede vivir... yo me muero. Necesito mi pan de cada día, necesito la función de mis ojos... Hoy no te he visto, prima, y estoy loco por verte. Tengo una sed rabiosa de verte. ¡Viva la realidad!... Bendito sea Dios que te crió, mujer hechicera, compendio de todas las bellezas... Pero si después de criar la hermosura, no hubiera criado Dios los corazones, ¡cuán tonta sería su obra!... ¡Luz, luz! Subió Teodoro y le abrió las puertas de la realidad, inundando de gozo su alma. Después pasó el día tranquilo, hablando de cosas diversas. Hasta la noche no volvió a fijar la atención en un punto de su vida, que parecía alejarse y disminuir y borrarse, como las naves que en un día sereno se pierden en el horizonte. Como quien recuerda un hecho muy antiguo, Pablo dijo: -¿No ha parecido la Nela? Díjole Florentina que no, y hablaron de otra cosa. 118