Marianela 1500000 | Page 110

-Sí, sí, señor-repuso la chicuela sollozando.- ¿ No puedes soportar la idea de que te deje de querer?-No, no, señor.-Él te ha dicho palabras amorosas y te ha hecho juramentos...- ¡ Oh!, sí, sí, señor. Me dijo que yo sería su compañera por toda la vida, y yo lo creí...- ¿ Por qué no ha de ser verdad?...
-Me dijo que no podría vivir sin mí, y que aunque tuviera vista me querría mucho siempre. Yo estaba contenta, y mi fealdad, mi pequeñez y mi facha ridícula no me importaban, porque él no podía verme, y allá en sus tinieblas me tenía por bonita... Pero después...
-Después...-murmuró Golfín traspasado de compasión-. Ya veo que yo tengo la culpa de todo.
-La culpa no... porque usted ha hecho una buena obra. Usted es muy bueno... Es un bien que él haya sanado de sus ojos... Yo me digo a mí misma que es un bien... pero después de esto, yo debo quitarme de en medio... porque él verá a la señorita Florentina y la comparará conmigo... y la señorita Florentina es como los ángeles, y yo... compararme con ella es como si un pedazo de espejo roto se comparara con el sol... ¿ Para qué sirvo yo? Yo soñé que no debía haber nacido, ¿ para qué nací?... ¡ Dios se equivocó!, hízome una cara fea, un cuerpecillo chico y un corazón muy grande, ¿ de qué me sirve este corazón muy grande? De tormento nada más. ¡ Ay!, si yo no le sujetara, él se empeñaría en aborrecer mucho; pero el aborrecimiento no me gusta, yo no sé aborrecer, y antes que llegar a saber lo que es eso, quiero enterrar mi corazón para que no me atormente más.
-Te atormenta con los celos, con el sentimiento de verte humillada. ¡ Ay! Nela, tu soledad es grande. No puede salvarte ni el saber que no posees, ni la familia que te falta, ni el trabajo que desconoces. Dime, la protección de la señorita Florentina ¿ qué sentimientos ha despertado en ti?...
- ¡ Miedo!... ¡ vergüenza!-exclamó la Nela con temor, abriendo mucho sus ojuelos-. ¡ Vivir con ellos, viéndoles a todas horas... porque se casarán, el corazón me ha dicho que se casarán; yo he soñado que se casarán!...
-Pero Florentina es muy buena, te amaría mucho...
-Yo la quiero también; pero no en Aldeacorba-dijo la de la Canela con exaltación y desvarío-. Ha venido a quitarme lo que es mío... porque era mío, sí, señor... Florentina es como la Virgen María... yo le rezaría, sí, señor, le rezaría; pero no quiero que me quite lo que es mío... y me lo quitará, ya me lo ha quitado... ¿ A dónde voy yo ahora, qué soy, ni de qué valgo? Todo lo perdí, todo, y quiero irme con mi madre.
La Nela dio algunos pasos; pero Golfín, como fiera que echa la zarpa, la detuvo fuertemente por la muñeca. Haciendo esto observó el agitado pulso de la vagabunda.
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