Manzanillo Nativos 65 | Page 17

núm. 65 · 17 casa de mis abuelos nos íbamos a reunir. Mi mamá no estaba de acuerdo, le prometí ir con cuidado y que caminaríamos por la calle para no subir y bajar las banquetas, en fin todo lo que me pidió le dije que sí, y como siempre me salí con la mía. Lo menos que quería era que la gente me viera enferma, caminé más erguida y rapidito, nada me dolía. De pronto empecé a sudar y mi vestido blanco se tiño rojo, todo me empezó a dar vueltas y casi a punto del desmayo, me senté en la banqueta. Ni recuerdo cómo llegamos a casa de mi abuela; ella siempre fue mi cómplice, pero sin hacerla enojar, me ha puesto una de “Dios es Padre”. En menos de lo que canta un gallo, llegó la ambulancia y de nuevo me vi en el hospital. ulular de la ambulancia y mis fantasías la noche se me hizo eterna, hacía un corto tiempo había leído un libro de terror, toda la noche me la pasé tapándome bien de los pies a la cabeza, no quería que hubiera un solo hueco entre la cama y la sábana, otra razón para salir corriendo de inmediato de ahí. Cada 5 minutos les llamaba a mis papás, pero como hacía calor se salían de la habitación. El tiempo pasaba lento, por fin empezó a amanecer, lento sin prisa, cuándo apareció el sol, se me cerraban los ojos, pero no era momento de dormir, tenía que estar bien despierta para cuando llegara el doctor. Me bañé para despertar y me puse a pensar en cómo convencerlo pa- ra que me dejara mente apareció revisó y dijo que comprometían a podía ir a casa. ir a casa. Finalel doctor, me si mis papas se cuidarme me -¡Yujajay!! estaba tan contenta que hasta la promesa scout le recité: “yo prometo por mi honor, hacer cuanto de mi dependa, por cumplir mis deberes para con Dios y la Patria… “ Iba dispuesta a cumplir con todo lo prometido, pero rápido olvidé la promesa, llegó a visitarme Vicky y nos pusimos de acuerdo con salir en la tarde al jardín y de ahí iríamos a la Iglesia de Guadalupe a dar gracias por haber terminado el año. Me bañé y cuando llegó mi amiga le dije a mi mamá que iría a casa de mi abuela y que allá los esperaría, ya que en Ni como regresar a mi casa, se me abrió la herida, las puntadas se rasgaron y debieron meterme a quirófano de urgencia. Lo que no quería se cumplió, toda mi familia pasó fin de año acompañándome en el hospital ellos allá afuera riendo, los chiquillos corriendo, yo en la misma habitación medio sedada y con miedo. -A que te regresabas criatura, ahora no te dejo ir hasta que yo diga- me sentenció el doctor. Después de diez días me dejó ir a casa, con la consigna de internarme de nuevo si no seguía las instrucciones, a los tres meses fui a ensayo con Felipe, pero me regresó de patitas a mi casa, de cualquier manera no me quedaba en paz, la recuperación fue lenta y a causa de mis necedades además perdí el semestre.Tan, tan.