núm. 65 ·
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casa de mis abuelos nos íbamos a
reunir. Mi mamá no estaba de
acuerdo, le prometí ir con cuidado
y que caminaríamos por la calle
para no subir y bajar las banquetas,
en fin todo lo que me pidió le dije
que sí, y como siempre me salí con
la mía.
Lo menos que quería era que la
gente me viera enferma, caminé
más erguida y rapidito, nada me
dolía. De pronto empecé a sudar y
mi vestido blanco se tiño rojo, todo me empezó a dar vueltas y casi
a punto del desmayo, me senté en
la banqueta. Ni recuerdo cómo
llegamos a casa de mi abuela; ella
siempre fue mi cómplice, pero sin
hacerla enojar, me ha puesto una
de “Dios es Padre”. En menos de
lo que canta un gallo, llegó la ambulancia y de nuevo me vi en el
hospital.
ulular de la ambulancia y mis fantasías la noche se me hizo eterna,
hacía un corto tiempo había leído
un libro de terror, toda la noche
me la pasé tapándome bien de los
pies a la cabeza, no quería que hubiera un solo hueco entre la cama
y la sábana, otra razón para salir
corriendo de inmediato de ahí.
Cada 5 minutos les llamaba a mis
papás, pero como hacía calor se
salían de la habitación. El tiempo
pasaba lento, por fin empezó a
amanecer, lento sin prisa, cuándo
apareció el sol, se me cerraban los
ojos, pero no era momento de
dormir, tenía que estar bien despierta para cuando llegara el doctor.
Me bañé para despertar y me puse
a pensar en cómo convencerlo pa-
ra que me dejara
mente apareció
revisó y dijo que
comprometían a
podía ir a casa.
ir a casa. Finalel doctor, me
si mis papas se
cuidarme me
-¡Yujajay!! estaba tan contenta que
hasta la promesa scout le recité:
“yo prometo por mi honor, hacer
cuanto de mi dependa, por cumplir mis deberes para con Dios y la
Patria… “ Iba dispuesta a cumplir
con todo lo prometido, pero rápido olvidé la promesa, llegó a visitarme Vicky y nos pusimos de
acuerdo con salir en la tarde al
jardín y de ahí iríamos a la Iglesia
de Guadalupe a dar gracias por
haber terminado el año. Me bañé y
cuando llegó mi amiga le dije a mi
mamá que iría a casa de mi abuela
y que allá los esperaría, ya que en
Ni como regresar a mi casa, se me
abrió la herida, las puntadas se
rasgaron y debieron meterme a
quirófano de urgencia. Lo que no
quería se cumplió, toda mi familia
pasó fin de año acompañándome
en el hospital ellos allá afuera
riendo, los chiquillos corriendo, yo
en la misma habitación medio sedada y con miedo.
-A que te regresabas criatura,
ahora no te dejo ir hasta que yo
diga- me sentenció el doctor.
Después de diez días me dejó ir a
casa, con la consigna de internarme de nuevo si no seguía las instrucciones, a los tres meses fui a
ensayo con Felipe, pero me regresó de patitas a mi casa, de cualquier manera no me quedaba en
paz, la recuperación fue lenta y a
causa de mis necedades además
perdí el semestre.Tan, tan.