MANUAL PARA EL ENTRENADOR
PRÓLOGO
El mundo ha cambiado apresuradamente en los últimos quince años y con él, el ambiente ajedrecístico en diferentes rincones del planeta y de nuestro país. A la promoción nacional, a los prestigiados torneos de talla mundial que por primera vez en muchos años, acaso décadas, llegan a México – y entre los que va la realización del campeonato mundial y la visita de grandes personalidades de este medio- se suman los usos y costumbres que dan las computadoras como poderosa herramienta de trabajo, sus programas especializados, el uso de Internet como inagotable fuente de información y la profusa publicación bibliográfica que conjuntamente trastocan el contexto cultural en el que nos especializamos y que ya no puede quedarse a la deriva tomando en cuenta el horizonte que la era del conocimiento nos depara.
La propuesta de los cursos SICCED busca integrarse a esa demanda y más allá, servir de conducto y asesoramiento especializado a quienes se dedican con vocación a esta tarea tan ardua. Por una enorme dificultad que le es intrínseca, el ajedrez precisa en la exposición con sus educandos de una orientación constante capaz de reflejar en esa comprensión de la materia en turno, la actualidad y sistematización propias de su reconocido carácter intelectual. La investigación motor del desarrollo, vincula generaciones. El entrenador es un enlace donde sus verdades refulgentes no son más importantes que buscar mecanismos para salir del hondo retraso pagado por jóvenes competidores a causa de un desconocimiento de métodos, técnicas, procedimientos que ya han sido rebasados por la historia en este sorprendente contexto cultural que mueve al ajedrez y lo determina.
La cultura refleja el paso del hombre por la tierra y en ella el concepto, Cultura del Deporte denota una especialización inaplazable en todas las disciplinas. Cuando hablamos de Cultura Ajedrecística no hemos de referirnos jamás a un conocimiento libresco como a un quehacer generalizado, a una práctica cotidiana, a una manera de entender y hacer lo que tenemos por bueno de forma espontánea, natural y producto de una experiencia corroborada por quienes nos antecedieron en el más puro y legítimo alarde del espíritu olímpico: ser mejor.
Ajedrez 3 Modelo curricular de cinco niveles
IV