Manual de Ejercicio Profesional Médico Edición 2020 | Page 197
Capítulo III De la regulación atingente al trabajo médico
sistema de registro completo que incluya las
atenciones funcionarias y privadas, las muertes
han ido adquiriendo, progresivamente, el
carácter de indicadores de situación de salud.
Por el volumen de decesos que determinan es
que se da en Chile énfasis y recursos especiales
al control del riesgo de los menores de un
año (mortalidad infantil), a las diarreas o la
tuberculosis. En períodos más recientes ha
surgido la preocupación por las enfermedades
cardiovascular y por el cáncer.
El conocimiento de la mortalidad chilena
corresponde a la suma de todos los certificados
de defunción exten- didos en el país. Sólo en la
medida que la información proporcionada por
ellos sea correcta, la programación y orientación
de los recursos y programas de acción será
adecuada. Si la información es incorrecta
caemos en la paranoia de elaborar todo un
sistema lógico de acción basado en premisas
falsas, con el grave precio de distraer hacia
problemas irrelevantes los recursos siempre
escasos de que dispone el sector salud.
• La cadena causal puede ser tan corta
que un solo diagnóstico baste. Ejemplo:
Bronconeumonía,
Pancreatitis
aguda,
Infarto de miocardio.
• Si hubo más de un problema que contribuyó
a la muerte, haga un esfuerzo para identificar
el más importante y anote sólo una condición
como causa básica.
• Cuando un cuadro patológico pueda
tener diversas etiologías, coloque la
correspondiente. Por ejemplo, en el caso de
una meningitis, agregue si es meningocócica,
estafilocócica, u otra.
• Si un problema patológico puede tener
diversas localizaciones anatómicas, precise
dicha localización. Por ejemplo, no basta
colocar tuberculosos. Agregue pulmonar,
meníngea, generalizada, etc. No basta
escribir cáncer, precise el sitio de origen
probable: gástrico, cuello uterino, mama, etc.
Los principales errores en la extensión del
certificado de defunción suelen derivar del
desconocimiento de que lo que se pretende
precisar es la causa originaria o básica de la
muerte y no la causa directa o final del deceso.
Y ello porque la causa final (un paro cardíaco
o una bronconeumonía terminal) son sólo el
último eslabón de una cadena de eventos que
no se hubieran producido si no hubiere ocurrido
la causa básica: lo que importa identificar con
precisión es la entidad patológica que llamamos
causa básica u originaria y que es la que interesa
controlar.
Recomendaciones para un correcto certificado
de defunción:
• El certificado de defunción desea precisar
orígenes o etiologías y no condiciones
fisiopatológicas o episodios finales. En
esencia bastaría con colocar sólo la causa
básica.
• Si existe una cadena de situaciones construya
la cadena causal desde la causa directa o
final a la causa básica u originaria, pero no
omita por ningún motivo la causa básica.
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