A. INTRODUCCIÓN
El liderazgo es necesario para que una situación avance. Los líderes aportan dirección y ayudan a todo el mundo a avanzar hacia los objetivos acordados. A pesar de que existen varias explicaciones con respecto a las diferencias entre la gestión y el liderazgo, en general se considera que el liderazgo se refiere a la capacidad de influir en los demás en la búsqueda de los objetivos de la organización. Esto significa que, a pesar de que los gestores deberían ser capaces de dirigir, no todos los líderes serán gestores, ya que el liderazgo no está necesariamente relacionado con un puesto específico en la organización.
La experiencia, los intentos y los errores, el crecimiento y el desarrollo personal contribuyen al proceso de convertirse en líder, ya que no es algo que ocurra de un día para otro. El deporte ofrece innumerables oportunidades para usar y desarrollar las capacidades de liderazgo, como atletas, espectadores, jueces, técnicos, organizadores, profesionales de la salud, educadores y entrenadores.
Los líderes eficaces son aquellos que satisfacen las necesidades de los miembros del grupo y que responden, al mismo tiempo, a sus propias necesidades, es decir, debe existir un intercambio equitativo. Para ello, los líderes necesitan desarrollar las competencias específicas de sus responsabilidades en el deporte y sentirse cómodos poniendo en práctica dichas competencias, tanto en situaciones agradables como difíciles.
Esto significa que, para ser eficiente, un líder debe « estar orientado hacia la tarea », es decir, tener la capacidad de hacer su trabajo, y, asimismo, « estar orientado hacia el proceso », a saber, centrarse en el fomento de relaciones interpersonales sanas. Los líderes orientados hacia la tarea se centran en lo que se requiere para llevar a cabo la tarea, como los recursos necesarios y las actividades que deben realizarse. Los líderes orientados hacia el proceso se centran en cómo se realiza la tarea y en cómo trabaja el grupo conjuntamente. Deben tratar a la gente correctamente y, al mismo tiempo, motivarles a que realicen su trabajo de forma satisfactoria, puesto que estos dos elementos son indisociables.
B. NATURALEZA DEL LIDERAZGO
A grandes rasgos, el liderazgo se puede definir como la capacidad de influir en el comportamiento de los demás. Si usted es un líder, motivará, dirigirá y delegará responsabilidad y autoridad a los voluntarios. Deberá incitarles a que realicen su trabajo, resuelvan problemas y tomen decisiones para lograr sus metas y objetivos. A cambio, le respetarán por su compromiso, trabajo, sabiduría, personalidad, imparcialidad y trato apropiado con los demás.
Desafortunadamente, haber demostrado sus cualidades como líder en una situación no garantiza necesariamente que vaya a tener éxito en otra. La situación en sí tiene relación directa con el tipo de líder y los logros obtenidos. La eficacia del liderazgo es el resultado de, por lo menos, tres factores complejos: el individuo, las necesidades de aquellos a los que se lidera y las condiciones del entorno inmediato.
El individuo Las cualidades individuales que tienen un efecto directo en la eficacia de un líder son:
• La edad y la experiencia – La edad y la experiencia suelen estar asociadas con una mayor capacidad y, en algunas culturas, el simple hecho de ser mayor hará que las personas piensen que es un buen líder.
• Las competencias técnicas – Si la tarea requiere competencias técnicas, aquellos que las posean serán considerados, en muchos casos, como líderes.
• El estilo – Un buen líder será capaz de adaptar su estilo de liderazgo a la situación, pasando del modelo de líder orientado hacia la tarea al de orientado hacia el proceso, según convenga.
• El puesto de poder dentro de la organización – A menudo se asume que las personas que ocupan puestos de poder son líderes. Es ciertamente mucho más fácil tener una influencia sobre la gente si tiene un alto cargo en la organización.
• Las cualidades personales – Los buenos líderes son constantes, pacientes, comprensivos, justos y tienen dotes para la comunicación.
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