Mamá, ¿tú me quieres? Mamá, ¿tú me quieres? TEASER | Page 18

Mamá, ¿tú me quieres? 17 ber ser paciente. Caerte. Volver a intentarlo. Hasta conseguir co- nectar contigo como madre, como padre. Descubrir qué quieres y cómo lo quieres. Darte el permiso de hacer las cosas distintas. Educar no es salvar a tus hijos. Es acompañarlos. Ayudarles cuando les cueste, cuando les resulte más difícil. Sin un: «¡quita, ya lo hago yo!», para que puedan seguir siempre adelante. Educar es dejar. Que sienta, cómo, cuándo y dónde quiera. Sin tiritas que le calmen el dolor. Sosteniendo, permitiendo y acompañando. Educar desde el respeto y con amor. Siempre con amor. Este texto que tienes en las manos se orienta hacia la psicolo- gía de la educación, un conocimiento que, aunque desarrollado en el siglo XX, ha tenido en otras épocas, autores renombrados. De hecho, la teoría educativa se remonta a la Grecia clásica con autores como Isócrates 1 y Demócrito, que definieron el educar al niño como «paidea». Durante la época del Imperio romano, la mejor contribución a la educación la tenemos en Cicerón y en su teoría educativa humanística. Cicerón fue el primero en señalar las virtudes de una educación humanística, en la que la familia era su eje. En la Modernidad, la psicología educativa empezó estando en manos de psicólogos cognitivos y conductistas, como Piaget y Skinner. Afortunadamente, en la segunda mitad del siglo XX, emergió la psicología humanista de la mano de Carl Rogers 2 y A. Maslow, que vieron ya en el niño un ser consciente, inten- cional, en perpetuo desarrollo con su familia y en el cual las emociones tenían un protagonismo central. 1 JAEGER W., Paideia: los ideales de la cultura griega. Ed. Fondo de Cultura Económica. México, 1968 2 ROGERS C., Libertad y creatividad en la educación. Ed. Paidos. Madrid, 1982