aprendizaje de los sonidos de una lengua y la
buena memoria que es capaz de asimilar fácilmente las diferentes estructuras lingüísticas orales.
Los niños tienen la capacidad para desarrollar más de un idioma tan naturalmente y sin frustraciones como aprenden a sentarse, comer con cuchara o gatear. Sin embargo, luego de los 6 años estas capacidades comienzan a declinar y
a partir de entonces, la incorporación de una segunda lengua o una tercera, tendrá que hacerse mediante el esfuerzo y el estudio consistente. Utilizando así tiempo y recursos que podrían destinarse a otros propósitos (deportivos, académicos,
familiares, entre otros).
Neurocientíficos como Paul Thompson, han dedicado muchas de sus investigaciones, a averiguar por qué los niños/as se destacan en el aprendizaje de lenguas extranjeras, descubriendo que los mismos procesan la información de la
lengua extranjera en una región en el celebro diferente que los adultos, quienes cuando aprenden una segunda o tercera