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1.- Intenta hacer de la hora de comer un momento de conexión y de alegría... Deshecha las peleas, amenazas, castigos, premiar con comida y los chantajes.
2.- No hagas comentarios sobre lo mucho o poco que come, o está comiendo en ese momento. Hablad de otros temas.
3.- Ofrécele en cada comida algo saludable que le guste, aparte de otras comidas (nuevas, o que no le gustaron la última vez: los gustos cambian. Y en niños, ¡cambian muy rápido!) La opción que le guste puede ser algo sencillo como una tostada con hoummus, un poco de crema de calabaza que tenías congelada con un trozo de pan integral... De esta forma tienes la tranquilidad de que se va a alimentar y, por otro, es la mejor manera de que se anime a probar otras cosas: sin presión. -“No me gusta”, -”no hace falta que lo comas. Yo lo pongo aquí. Come lo que tu quieras”. Y cambias de tema.
4.- Si tu hijo aún es pequeño, lo ideal es que desde el principio le ofrezcas solo alimentos saludables. Si es mayor, procura ir eliminando de casa los alimentos superfluos. Cuando tenga hambre, elegirá algo saludable.
5.- Confía en su apetito y sensación de saciedad. Si está sano, eso que tú consideras “poca cantidad” o “poco variado”, para él es suficiente.
Con el tiempo, y practicando estos 5 hábitos, sus comidas se harán poco a poco más regulares. Como las tuyas. Y la variedad de alimentos solo irá en aumento.
Recuerda que lo más importante para consolidar buenos hábitos a largo plazo es que relacione la comida con momentos agradables.
Soy Maca Millán, Educadora Infantil y Asesora Familiar. En mi blog publico artículos y ofrezco asesorías personalizadas para ayudar a familias a educar a sus hijos con empatía y respeto.