Madresfera Magazine 20 - Marzo 2019 | Page 35

L una Miguel tiene 28 años. Es periodista, editora y traductora. Pero, fundamen- talmente, es escritora. Ha publicado seis libros de poesía y antologado otros cuatro. También ha escrito el ensayo El dedo. Breves apuntes sobre la masturbación femenina, el relato Exhumación, junto a Antonio J. Rodríguez y, recientemente, El funeral de Lolila, una novela va- liente y brillante, en la que Lolita, por fin, toma la palabra. Muy pronto llegará a las librerías ‘Hazme volar’, un libro destinado al público infantil —«ojalá les guste, ojalá les haga felices»— que ha escrito pensando en su hermana de un año y en su hijo, que está a punto de cumplir tres. Porque Luna también es madre. Y es hija. Y mujer. Feminista: «Hay momentos en los que soy por encima de todo escritora. Y otros en los que soy por encima de todo madre. Y otros en los que soy por encima de todo amante. Y otros en los que soy amiga, o en los que soy espectadora, o en los que no soy nada ni nadie, o tal vez sólo yo misma, que tam- bién es necesario saberlo». el ejercicio más difícil y al mismo tiempo el más agradecido que he practicado desde que escribo. Un libro que está a mitad de camino entre mi vieja poesía, tan visceral, y la narrativa que escribo des- de hace cuatro años. Ahora lo leo como una nove- la en verso sobre el proceso de desear ser madre, perder a un hijo y ver el nacimiento de otro. PREGUNTA: Periodista, escritora, traductora, editora… ¿De qué manera ha influido el ambiente literario en el que creciste en que tu desarrollo profesional se centrara en las letras? RESPUESTA: La dedicación de mi abuela y de mis padres a la literatura ha sido fundamental para mí, no me cabe duda. Mi abuela fue profesora de lengua y literatura en un instituto de Alcalá de Henares durante toda su vida. En su casa siempre ha habido libros. Y en la de mis padres también. Mi padre aún es profesor de lengua, y mi madre fue editora primero de una pequeña revista y después de una modesta editorial independiente de poesía. Además de todo eso, eran enormes lectores, y fue tener todo ese acceso a libros y libros y libros lo que me ayudó a hacerme adicta a ese vicio lector. P: También tratas un tema tan doloroso como el del aborto, un tema que, muy poco a poco, va sa- liendo más a la luz, con tu testimonio, el de Paula Bonet... Es muy, muy generoso por vuestra parte. Gracias. R: Gracias a ti. Creo que es un tema espinoso, pero que se está empezando a abordar de una manera brillante, sin tapujos. Por un lado esos relatos so- bre el aborto espontáneo, como el de Paula Bonet o el de Irene G. Punto, y por el otro esos sobre el aborto voluntario, como el de Rosa Moncayo o el de Nuria Labari. Qué necesarios son y serán estos textos. Pero no podemos olvidar a las que lo con- taron antes. Pienso en Anne Sexton, por ejemplo, o en Blanca Varela, o en tantas otras escritoras que lo dijeron pero a las que no se les hizo nunca el menor caso porque esos temas “no eran litera- rios”. Claro que lo eran. ¿La vida y la muerte no es y ha sido siempre el motor de la escritura? ¿Enton- ces por qué la experiencia de las que dan vida se ha dejado apartada? Por suerte, los nombres que he citado antes, demuestran que eso ya no va a volver a ser a sí. P: Empezaste a escribir poemas después de leer a Bukowski. Seguramente, muchas personas ha- yan empezado a hacerlo después de leerte a ti. ¿Te consta? ¿Te da vértigo? R: Me consta que algunas personas más jóvenes que yo me han leído y me han apreciado mucho en esa etapa en la que uno busca referentes cer- canos. Da vértigo, pero también confianza, porque además se genera un diálogo precioso entre todos nosotros. P: Toda la ternura y la dureza de la maternidad es para mí El arrecife de las sirenas. ¿Qué es para ti? R: Creo que nunca voy a volver a escribir un libro como El arrecife de las sirenas. Para mí es P: En él, creo, hay tres grandes temas: la muerte, la vida, el viaje. ¿Están los tres contenidos dentro de la maternidad? R: Desde luego. Vivo la maternidad desde esos momentos. Para poder ser madre antes he teni- do que ser hija, y ese es el proceso de El arrecife de las sirenas. Es el impulso de la muerte de mi propia madre el que me empuja a serlo yo. Silvia Nanclares escribió sobre ese sentimiento en Quién quiere ser madre: cómo el duelo nos contagia las ganas de generar vida. Es algo tan irracional pero tan hermoso que lo recuerdo como la época más intensa de mi existencia, y quizá en la que más he leído y escrito desde que tengo memoria. P: ¿Qué “pesa” más, ser madre o ser hija? R: En realidad no siento que me pese ninguna de las dos cosas. Se vive con ellas y se aprende de ellas. P: ¿Y de qué manera influye una cosa y otra en tu carrera artística? R: En el caso de mi maternidad, me ha ayudado a tener prioridades, a ser más ordenada, a ser más ABRIL 2019 • mama • 35