pero muy difícil serlo» es una afirmación tuya.
¿Cómo lo estás siendo?
R: Soy consciente de que soy feminista desde hace
muy poco tiempo. Siempre recuerdo que hace tan
solo ¿cinco años, tal vez un poco más? la escritora
Carmen G. de la Cueva me pidió que explicara en
una sección de su web «por qué yo era feminista».
Le dije que no sabía si yo era feminista. Tenía mie-
do de quedar en ridículo porque yo no había leído
a Simone de Beauvoir, ni había estudiado teoría, ni
sabía si lo que yo pensaba sobre sexualidad, sobre
prostitución, o sobre ciertas cuestiones literarias
sería considerado como “feminismo”. Al final, gra-
cias a las lecturas de compañeras y amigas enten-
dí no sólo que era feminista,
sino que debía esforzarme
más en leer, en aprender, en
buscar y en quitarme muchí-
simos prejuicios para avanzar
y permitir que otros avan-
zaran. Antes citabas el libro
de Labari. Me sorprendió
encontrar entre sus páginas
una mención a mi proyecto
Sangrantes, sobre poesía y
menstruación. Fue brutal porque se trataba de un
proyecto feminista sin saber yo en esa época lo
que era exactamente el feminismo. Creo que por
eso escribí esa frase (que ahora me cuestiono y de
la que dudo un poco). Porque descubrir el feminis-
mo, tener ese clic en nuestra cabeza, forma parte
de un proceso largo, doloroso, de mucha reflexión
y de mucho equivocarse, que no podemos tomar-
nos a la ligera. R: Sí, desde luego. Pero también te diré que es
lo que nos hemos encontrado leyendo muchos
manuscritos o propuestas de autores jóvenes y no
tan jóvenes. El motor está ahí, en cada uno, y en
Caballo de Troya hemos querido juntar lo que más
nos emocionaba a este respecto.
P: ¿Crees que existe un activismo literario feminista?
R: Sí. Sólo en España están todos esos nombres
que tenemos tan presentes: María Sánchez, Eliza-
beth Duval, Marta Sanz, Elena Medel, Lucía Bas-
karan, Lara Moreno, Lucía Mbomío, Anna Pacheco,
Carmen G. de la Cueva, Alana Portero, Alba Mu-
ñoz, Desirée Bela, Aixa de la Cruz, Paula Bonet…
Pero es que fuera de nuestras fronteras hay tantas
personas escribiendo tanto, tan bien, tan diferen-
te y tan variado para cambiar las cosas: Carolina
Sanín, Koleka Putuma, Lucy K. Shaw, Dorothea
Lasky, Diamela Eltit, Tracy K. Smith, Joshua Jen-
nifer Espinoza, Laura Bates, Arelis Uribe, Oriette
D’Angelo, Mónica Ojeda, Mariana Enríquez, Virginie
Despentes, Kopano Matlwa, Luciana Peker… Bueno,
es que la lista es interminable. Es tan esperanza-
dor, tan emotivo, tan variado, tan potente. Y con
tanta conciencia de lo que está pasando. P: ¿Nos recomiendas cinco poetas que padres y
madres deberíamos leer?
R: De hoy: María Ramos, Raúl Quinto, Ana Pérez Ca-
ñamares. De antes: Sylvia Plath y Piedad Bonnett.
P: El funeral de Lolita, creo, es un libro profun-
damente feminista, valiente y brillante, en el que
Lolita, al fin, toma la palabra y habla. ¿Cómo está
siendo la respuesta de los lectores?
R: Muchas gracias. Lo cierto es que ha generado
bastante polémica y la novela ha sido fuertemente
criticada por un lado y muy alabada por otro. Es
una sensación extraña vivir
en tiempo real todas esas
reacciones, las muy negativas
y las muy positivas. Sobre
todo porque no sabes cómo
hablar con quienes opinan
una u otra cosa, o incluso no
sabes si de verdad es nece-
sario hacerlo. Para centrar-
me en lo positivo, diré que
quienes más me han escrito
son mujeres, más o menos jóvenes, que tal vez han
vivido alguna experiencia parecida y que sienten
cierta hermandad al leer sobre la vida de Helena,
la protagonista.
“Mi hijo aún no es
consciente de la
energía y del poder
que me ha dado”
Por ejemplo, ¿es la apuesta que estáis desarro-
llando Antonio J. Rodríguez y tú como editores
invitados de Caballo de Troya?
P: ¿Crees que a través de la literatura, o del arte,
se puede sobrevivir al abuso?
R: No lo creo. Yo no he superado mi experiencia,
pero sí me he sentido comprendida y escuchada.
P: Has participado en Versos de buenas noches,
un libro precioso para niñas y niños. ¿Es difícil
escribir poesía infantil? ¿Tienes más proyectos
entre manos en este sentido?
R: Justo en mayo aparecerá Hazme volar en La Ga-
lera. Un libro que he creado con la ilustradora Laia
Arqueros y que es nuestro segundo proyecto jun-
tas después del poemario Pensamientos estériles.
Lo cierto es que Hazme volar es mi primer libro
escrito con ánimo de llegar a los niños, lo escribí a
la par que los poemas de Versos de buenas no-
ches, pensando en mi hermana, que ahora cumple
un año, y en mi hijo, que está a punto de hacer
tres. De pronto mi mente cambió. Escribir para
ellos me daba una libertad y un respeto tremen-
dos. Ojalá les guste. Ojalá les haga felices. Eso es
lo que deseo. ■
ABRIL 2019 •
mama
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