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DO: ¿Qué sería para ti un juego “de calidad”?
EF: Supongo que cada uno, aquí, tendrá su idea.
Pero para mí es de calidad cuando el juego es pri-
mero que nada, libre. Lo segundo, cuando no tiene
nada que ver con alguna actividad del colegio (aun-
que en éste también deberían jugar, fuera y dentro
del aula). También debiera realizarse en una gran
área al aire libre donde poder correr, saltar obstá-
culos, esconderse,... Debiera tener un horario fijo y
estable y estar libre de condicionamientos como el
horario de la extraescolar de los martes. No debiera
estar sujeto al condicionamiento del adulto y vuelvo
a lo de libre, de manera que despierte la creatividad
tanto como la organización real o simbólica (nor-
mas, estrategias, reglas, rutinas,...) desde el punto
de vista de los niños. Pero sobre todo, tiene que
ser social. El mejor regalo que podemos hacerles a
nuestros hijos es que jueguen con iguales.
DO: ¿Por qué es importante para los niños el
juego?
EF: Con el juego el niño aprenderá a relacionarse, a
que no es el único en este mundo, que debe seguir
normas, reglas, estrategias para llegar a acuerdos,
a soluciones. La vida misma. Como menciono en
el artículo Generación alúdica, recientes estudios
infieren la relación de las neuronas de la corte-
za prefrontal responsables de toda esta serie de
habilidades sociales, con la experiencia lúdica al
aire libre y sin condicionamientos por parte de los
adultos. Dime cómo juegas y te diré que adulto
serás, ahí lo dejo.
AC: Ya no por lo que cada familia haga en casa,
sino por el entorno en el que los niños y adoles-
centes se desenvuelven, te pregunto: ¿cómo les
sacamos de esta rueda de videjuegos, Youtube y
juego individual?
EF: Mira, yo soy gallega, aquí llueve día sí y día
también y además tengo una buena carga laboral
que realizo en casa. Para mí lo más fácil es ponerle
la tele y me gustaría decir lo contrario, pero tengo
que recurrir a esto con mayor frecuencia de la que
me gustaría. ¿Dónde crees que está mi hijo ahora
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mama
• NOVIEMBRE 2018
mismo? Viendo vídeos en Youtube. El problema
es que los niños están en un proceso de apren-
dizaje social y quedarse en casa a jugar a lo que
sea ellos solos, no entraña riesgos. Cuando salen
a la calle, hay más niños y se dan toda una serie
de situaciones sociales que los pondrán a prueba.
Deberán manejarse para encajar, para lidiar con
los conflictos, con los enfados, las decepciones y
en definitiva, la vida. Por esto son tan adictivos
tablets, móviles, Youtube,...; porque el niño siente
seguridad, no tiene que enfrentarse a los juicios de
los demás.
Ahora, tampoco demonicemos a las nuevas tec-
nologías. No nos sintamos culpables por la hora que
vieron la tele. Somos padres y madres, no somos
perfectos y no tenemos una llave para que todo sea
ideal. Confundirse también es parte del camino.
DO: ¿Qué podemos hacer los adultos para no
intervenir en el juego de los niños y que no se con-
vierta en una actividad “impuesta”?
EF: Las madres y padres tenemos un problema y es
que la sociedad pone en nosotros una tarea difi-
cilísima y esta es la educación en los valores de la
próxima generación.
Con este peso, y teniendo en cuenta que quere-
mos lo mejor para nuestros hijos y nuestras hijas,
que queremos que sean felices, llegan los senti-
mientos de culpabilidad, esa “sobreprotección”,
que no es tal. Los adultos intervenimos porque nos
sentimos mal si no lo hacemos. No es un proble-
ma de sobreprotección hacia ellos, es que en el
fondo, no lo queremos hacer mal. Entonces se dan
situaciones de mediación entre conflictos, restando
autoridad y competencia para gestionar los proble-
mas de nuestra infancia. Como madre, lo he hecho.
He sido incapaz de dejar que mi hijo lidiara con el
niño que le da una torta, cuando sé que esto es
parte de su proceso de aprendizaje. He sido inca-
paz de dejarle subir al árbol, cuando sé que esto
es parte de su desarrollo motor. Para dejar que los
niños sean, los adultos tenemos que dejar de sen-
tirnos culpables por ver cómo se equivocan, cómo
se caen y cómo fracasan. ■