I CURSO VIRTUAL PARA PERIODISTAS // MÓDULO II
Es importante recordar que la desnutrición
crónica no solo es un síntoma de la pobreza de
las poblaciones de montaña, sino que es la que
contribuye a perpetuar la pobreza.
acceso a servicios públicos, elevan su condición de
vulnerabilidad a la escasez de alimentos y la pobre-
za extrema.
Además, el hambre y las deficiencias de micronu-
trientes contribuyen significativamente a la mor-
talidad infantil y materna. Es importante recordar
que la desnutrición crónica no solo es un síntoma
de la pobreza de las poblaciones de montaña, sino
que es la que contribuye a perpetuar la pobreza.
Si bien cada país desarrolla sus propios mapas
de vulnerabilidad (a la seguridad alimentaria,
al cambio climático y al riesgo de desastres), el
Programa Mundial de Alimentos de las Naciones
Unidas (PMA) publicó en 2014 el Atlas de Seguridad
Alimentaria, Desastres y Cambio Climático http://
es.wfp.org/atlas-areas-vulnerables-region-andina,
que se enfoca en las áreas que necesitan apoyo e
intervención, y analiza la situación de Colombia,
Ecuador, Perú y Bolivia, basándose en la informa-
ción publicada u obtenida por fuentes oficiales de
los gobiernos.
En los cuatro países que fueron estudiados en la
región andina, las comunidades de bajos ingresos
Problemáticas y oportunidades para el cambio
tienen similares dificultades al tratar de acceder a ser-
vicios como agua, energía y mercados. Esto reduce sus
capacidades de respuesta y los vuelve más vulnerables a
desastres causados por el clima.
Según este Atlas del PMA, 148 municipalidades en Boli-
via están bajo la categoría “Grave Vulnerabilidad” y bajo
“Muy Alta Vulnerabilidad”. En Colombia se identificaron
seis departamentos de “Grave Vulnerabilidad” y otros seis
de “Muy Alta Vulnerabilidad”. Mientras, 389 parroquias en
Ecuador sufren de “Grave Vulnerabilidad” y 586 de “Muy
Alta Vulnerabilidad.”. En Perú, 190 distritos sufren de “Gra-
ve Vulnerabilidad” y 673 de “Muy Alta Vulnerabilidad”.
Las montañas de tierras secas, con un predominio de
suelos inestables en laderas escarpadas y condiciones
meteorológicas extremas, también son especialmente
vulnerables a los procesos de desertificación, degrada-
ción de los suelos, erosión hídrica, pérdida de la calidad
química y física, deforestación y degradación y pérdida de
la vegetación. La gestión o manejo sostenible de la tierra
es, por lo tanto, fundamental para garantizar ambientes
naturales saludables, así como los medios de vida de las
poblaciones en las zonas montañosas con el fin de lograr
un mundo con efecto neutro en la degradación de la tie-
rra en el contexto del desarrollo sostenible.
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