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Historia

Ciudad del Carmen

La isla del Carmen y sus lugares aledaños fueron significativos en la ruta del descubrimiento. Para 1518 la isla era habitada por indígenas de origen maya, por migraciones de grupos toltecas, zapotecas y tutul xiúes, conquistadores de Xicalango. A finales de mayo de ese mismo año los españoles llegaron a bordo de cuatro navíos a puerto deseado-Puerto Real o Isla Aguada-. Al frente de aquella expedición iba Juan de Grijalva y, como experimentado piloto, Antón o Antonio de Al aminos, prohombre de la navegación que, al registrar en sus cartas de rumbo la Isla de Tris, de Términos, dio a entender que era el límite de la tierra por ellos descubierta, aunque también consideraban que ahí terminaba la gran isla que creían era Yucatán.
La abreviatura Tris se hizo usual en los mapas y cartas de navegación, dando nacimiento a un lugar memorable por los acontecimientos futuros, ya que la colonización de la isla sólo se logró años más tarde de la fundación española de San Pedro de Champotón en 1537 y San Francisco de Campeche en 1540. Después de estos momentos iniciales de la Colonia, fueron piratas los que llegaron en 1558 a refugiarse, primero, para después aprovecharse de los recursos naturales de la Isla de Términos.
Capturada como refugio seguro y convertida en base para diferentes ataques por mar y tierra, la Isla de Tris parecía estar destinada a cumplir las funciones que desempeñaba Jamaica, en poder de los ingleses desde 1655, o la Isla Tortuga, que dominaron los franceses; es decir, puerto de avituallamiento de las naves corsarias.
Laguna o Isla del Carmen tiene, junto con la porción territorial, una historia singular por diferentes motivos, entre ellos, que los españoles la descubrieron pero no la conquistaron ni la colonizaron; en tanto que los piratas la hicieron guarida y residencia mientras se luchaba por tierras vecinas y se poblaban otros lugares de la región. Su colonización española formal surgió casi dos siglos después del viaje de Hernández de Córdoba y Grijalva a estos lugares. En consecuencia, los bucaneros sentaron en aquella región sus reales, y cuando no atacaban buques comerciales que pasaban cerca del lugar, se dedicaban al corte del palo de tinte para enviarlo a Europa. Eran hombres de gran fortaleza física, considerando que el trabajo que realizaban, por delictivo que fuera y eficazmente productivo, lo ejecutaban en condiciones sumamente difíciles, pues las temperaturas que soportaban en la selva o junto a ríos y pantanos superaban regularmente los 35 grados, además de la humedad y el elevado número de insectos, sin dejar de lado la amplia variedad de víboras y arácnidos.