LíderSoy Enero 2014 | Page 15

El síndrome de la rana hervida

Alejandra Guerrero Espitia

Si pusiéramos a una rana en una cazuela con agua hirviendo lo más seguro es que esta saltaría y se salvaría de morir quemada; pero ¿Qué pasaría si a esa ranita la ponemos en un recipiente con temperatura ambiente y agradable, pero poco a poco le vamos subiendo la flama, de una manera tan sutil, que no sienta el aumento del calor? Lo más probable es que esa rana moriría sin darse cuenta, o cuando intentara salvarse, estaría muy desgastada y aturdida para saltar y poder vivir.

Esta metáfora es la que le da el nombre al “sindroma de la rana hervida” que es el no darse cuenta de los cambios que hay a corto plazo y que al paso del tiempo se convierten en un cambio verdaderamente significativo.

Suele usarse para dar explicación en ámbitos organizaciones, por ejemplo cuando en una empresa el ambiente laboral se torna tenso, hay diversas problemáticas en el talento humano, la atención al cliente, la producción, etc.; sin embargo, podríamos tomar esta misma analogía para hacer una reflexión en otras áreas de nuestra vida.

¿en qué momento una pareja se pierde el respeto?¿cuándo dejó de interesarnos el trabajo que realizamos? ¿Cuándo se perdió el interés por los temas sociales de nuestro país? ¿Dónde se perdió el interés de un estudiante para seguir preparándose? Si no tenemos la respuesta a estas preguntas al azar, probablemente es porque sea aplicable el síndrome de la rana hervida.

Así que analicemos los diversos escenarios donde nos desenvolvemos y no dejemos que solo los grandes cambios sean los que nos pongan lo suficientemente alertas para tomar una decisión o cambiar una actitud, los pequeños también deben ser los suficientemente visibles e importantes para poder salvarnos y no hervirnos sin darnos cuenta.