Nos vamos acercando al mes de agosto, a la celebración de la
Jornada Mundial de la Juventud que, como ya sabéis, este año se
celebra en Madrid. Es un acontecimiento de gracia en el que
muchos jóvenes del mundo tendrán la oportunidad de encontrarse
con el Santo Padre y sentirse más unidos a la Iglesia. Sentirán el
deseo de arraigarse a Cristo poder así fortalecer su fe.
Muchos de los Guardias de Honor participarán físicamente en
este encuentro, los que no, desde la oración podemos hacer mucho
y también ofreciendo el dolor producido por la enfermedad. Hay
que confiar en el poder de la oración.
Cada día y viendo la situación en la que se encuentra nuestro
mundo, nos damos cuenta de que sigue teniendo total actualidad la
frase de Cristo “la mies es mucha y los obreros son pocos”.
Tenemos que comprometernos a rogar al Dueño de la mies que siga
enviando obreros a su mies. Hacen falta brazos y corazones genero-
sos que quieran gastarse sirviendo a los
demás y respondiendo sin límites a la
invitación del Corazón de Cristo al
seguimiento.
Hemos vivido también recien-
temente la Beatificación del
Papa Juan Pablo II. La Iglesia
nos regala un nuevo modelo
para poder imitar, un beato
de nuestro tiempo y de nues-
tros días. ¡Cuánto podemos
aprender del Beato Juan Pablo II!
Tenemos muy reciente su testimonio y sus palabras, el
animarnos constantemente a la santidad, el ponernos a María
como modelo de seguimiento, el enseñarnos la fuerza de la ora-
ción, el sentido del sufrimiento y del dolor.
A nosotros nos toca ahora ponerlo en práctica. No perdamos
el tiempo, vivamos con intensidad todo lo que el Señor pone
a nuestro alcance para crecer en su amor y sobre todo para
convertir nuestra vida de cada día en una entrega constante.
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