LUMEN VIDENS NÚMERO 1. | Page 34

32 Animada la Beata del deseo de asegurar su propia perseverancia en el divino amor, recurrió a un medio heroico. Al principiar el año 167970, tomando un cortaplumas, trazó sobre su pecho el nombre adorable de Jesús, y cuando las señales de esta herida de amor comenzaron a desaparecer, las renovó con la llama de una bujía. Habiéndose borrado también esta segunda cicatriz, la Beata se quejó a Nuestro Señor que vino a consolar a su sierva. “No especificaré aquí71, refiere, las singulares gracias que he recibido, por ser muy numerosas; solamente diré que mi amable Director, para consolarme de la p